Para la mayoría de nosotros el día empieza cuando encendemos el ordenador en la oficina. Aunque nadie lo piensa, un pequeño error en tus gestos diarios delante del ordenador puede constarte tu empleo y hasta tu carrera. A veces estos errores ocurren simplemente por descuido. A pesar de que al entrar a trabajar en una empresa todos los empleados suelen firmar estrictas reglas de seguridad, la mayoría de las veces no se respetan o no se tienen en cuenta. Tampoco los empleados suelen ser conscientes del impacto que puede tener la violación de estas reglas. Pero, ¿cuáles son estos errores que no podemos cometer?
1. Usar un pendrive para transferir datos. Transferir datos corporativos a tu ordenador personal y viceversa con tu pendrive te puede parecer lo más normal del mundo, pero esta manipulación puede conllevar serios problemas. Uno puede llegar a perder el pendrive que contiene los datos de la empresa (o peor todavía, los datos confidenciales de un cliente o un colaborador) y que te despidan por esto al día siguiente. Uno puede, sin querer, infectar todos los ordenadores de la oficina con un virus persistente, o peor todavía, con un virus cuyo objetivo es robar los datos de tu empresa. Un buen ejemplo para ilustrarlo es el caso de Stuxnet un virus que llegó a infiltrarse en una planta de producción iraní a través de un pendrive.
2. Chatear a través de las redes sociales. Cuando hablas con cualquier persona a través de las redes sociales, recuerda tener cuidado con el grado de sensibilidad de los datos o informaciones que compartes: te pueden poner en peligro tanto a ti como a la compañía. Los piratas informáticos usan a menudo las redes sociales para obtener las credenciales de la empresa y luego penetrar la red de la organización. Es por esto que no deberías confiar en quienes te piden el email de tus compañeros de trabajo u otros datos, o usuarios que te envían archivos o enlaces sospechosos.
3. Otra cosa que no se puede hacer es utilizar un vocabulario inapropiado cuando te comunicas con tus clientes o con tus colaboradores a través de las redes sociales (o sea públicamente). Dañar la reputación de tu empleador no es bueno y, en la gran mayoría de los casos, conlleva un despido inmediato. Un comentario espontáneo sobre un colega o una foto frívola de la última fiesta de la oficina puede tener consecuencias indeseadas.
4. Reenviar documentos de trabajo a través de tu email personal. Puede resultar molesto cuando te encuentras con el típico mensaje de “los servidores de red se encuentren inactivos” y tienes que mandar un mail urgentemente. Pero usar una dirección gmail.com para mandar tus correos corporativos puede ser una mala idea por diversas razones: por ejemplo, si tu servicio de correo electrónico está comprometido, el mensaje puede ser interceptado por un cibercriminal. El ejemplo más reciente es el pirateo de la bandeja de entrada de Arkady Dvorkovich. Dvorkovich, un miembro del gobierno ruso, utilizaba Gmail para algunas de sus comunicaciones.
Pero el argumento anterior también es válido en la situación contraria: intenta no utilizar tu mail corporativo para mandar correos personales. Es inaceptable utilizar el ordenador de la empresa para este tipo de cosas. También puede afectar a la reputación de la compañía.
5. Mandar datos personales encriptados desde el ordenador de la oficina puede marcar un punto de inflexión en tu carrera y, por último, te puede costar el puesto de trabajo. Un departamento de seguridad escrupuloso puede interpretar que has compartido datos confidenciales con personal ajeno a la compañía o si no es así, puedes preocuparte porque este departamento empezará a vigilarte.
6. Usar un software de terceros en los equipos del trabajo. Aunque muchas de las grandes empresas evitan darle los derechos de administrador a sus empleados, este tipo de errores se sigue cometiendo. Aparte de amenazas de malware, estos softwares consumen recursos del sistema de manera innecesaria. No olvides que tu ordenador puede ser monitorizado a distancia, con lo que los responsables de seguridad no necesitan acercarse a tu escritorio para ver lo que estás haciendo.
7. Violación voluntaria o no de las reglas de seguridad, por ejemplo divulgación de contraseñas. Puede que alguna vez te hayas visto en la situación de decirle a un compañero de trabajo que esté pendiente de tu correo porque esperas un mensaje o que alguien haya gritado en la oficina pidiendo la contraseña porque la ha olvidado. En ciertos casos, esto puede costarte tu carrera. La verdad es que podríamos hablar del tema de las contraseñas y no acabaríamos. Algunos usuarios las escriben en post-it y la dejan pegada en el ordenador, e incluso otros, más cuidadosos, prefieren sacarle provecho al reverso del teclado como un lugar seguro donde tener sus datos de acceso. No sé por qué, pero ¡las cosas son así! Lo único peor sería guardar la contraseña en un archivo o carpeta con el nombre “Mi contraseña” en el escritorio.
¿Puedes arruinar tu #carrera profesional por un pendrive? Sí puedes – Éste y otros 9 errores más que todos cometemos
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8. Descargar contenido irrelevante. Aunque descargar música, películas y otros contenidos multimedia en casa parezca algo común en la era del Internet alta velocidad, la gente no suele respetarlas reglas básicas, aún sabiendo que en el trabajo, especialmente en las grandes compañías, se monitoriza y controla lo que hacen los usuarios con el ordenador.
9. Comunicaciones móviles. En esta categoría se pueden incluir muchos errores y acciones mal intencionadas, partiendo desde la utilización del teléfono del trabajo para temas personales, superar el límite de tráfico de datos, hasta relajarse jugando un rato con su móvil. Se aplica sobre todo a los smartphones de tipo Android. Todas las reglas ya mencionadas valen también para los aparatos móviles. Si quieres utilizar los dispositivos para el trabajo y para los temas personales al mismo tiempo, pregúntale al responsable de TIC que te ayude a separar las cosas en dos áreas distintas del móvil. Hay varias soluciones de tipo BYOD para llevarlo a cabo.
10. Por último pero no menos importante: todo lo que escribas o compartas online puede ser utilizado tanto para impulsar tu carrera como para arruinarla. Así que piénsalo primero antes de nada.