Lo digital se suele percibir como algo no físico, efímero. No obstante, los servicios digitales se ejecutan en servidores físicos que requieren energía y la mayor parte de esta energía se sigue produciendo mediante la quema de combustibles fósiles. Esto significa que los servicios digitales tienen un verdadero impacto en las emisiones de carbón y el cambio climático. Y dicho impacto y cómo minimizarlo fue el tema principal de la charla de Chris Adams de Green Web Foundation en 36c3.
Las grandes empresas informáticas ya están considerando su huella de carbono. ¿Y tú?
En primer lugar, vamos a hablar de números y centrarnos en el impacto de las grandes empresas informáticas. Amazon ha empezado a compartir los datos de sus emisiones de carbón. En el año 2018, Amazon fue responsable de 44,4 megatones de emisiones de carbón, lo que equivale a la cifra de emisión de Finlandia de ese mismo año. La mayor parte de esto son las emisiones de carbón de terceros (por ejemplo, desde el embalaje y el transporte de los productos de Amazon, las emisiones de los viajes de negocios, etc.).
Apple presentó una huella de carbono de 25,2 megatones en el 2018, la misma cifra que Mongolia. No obstante, si no contamos las emisiones de la producción de los productos de Apple, entonces las emisiones datarían de 0,6 megatones, similar a las emisiones de la República de Gambia. La mitad de este resultado procede de los viajes de negocios, otro 30 % del desplazamiento de los empleados. La huella de carbono de Google es algo mayor, 1,2 megatones, comparable a la de Liberia.
Como has podido comprobar, las empresas informáticas cuentan con un impacto significativo de emisiones de carbón. ¿Qué puedes hacer con tu propia infraestructura informática para minimizar tu impacto?
1. Utiliza una arquitectura escalable
Con el auge de los servicios en la nube, muchas empresas comenzaron a migrar su infraestructura a la nube. Pero la estrategia habitual para utilizar la infraestructura en la nube requiere el alquiler de un servidor de disponibilidad always on que supera sin duda la carga máxima actual de la empresa.
No obstante, los usuarios utilizan Internet (y sus servicios) de forma diferente dependiendo del momento del día, lo que genera grandes diferencias en las cargas. Es probable que la carga de la noche sea muy inferior a la de mediodía. Las herramientas de análisis pueden ofrecerte una visión muy clara de cómo influye esto a tus servicios particulares, pero solo consigues el concepto general.
Y aquí es cuando viene bien la escalabilidad. En cuanto al software con arquitectura escalable, los balanceadores de carga pueden añadir de forma automática más potencia informática en un único equipo o añadir más servidores dependiendo del numero de solicitudes que recibas. Es decir, no tienes que gastar electricidad (ni dinero) en servidores que se ejecuten en modo inactivo.
La mayoría de los proveedores en la nube ofrece el balanceo de carga, tanto horizontal como vertical. Evidentemente, tendrás que desarrollar tus servicios con la escalabilidad en mente para utilizar el balanceo de carga, pero una vez que empiezas, esto te ahorrará mucho dinero y reducirá la huella de carbono de tu infraestructura en la nube.
2. Recurre a los proveedores más sostenibles
Los proveedores en la nube se diferencian por sus suministros de energía. En primer lugar, sus decisiones pueden depender del estado general de los servicios eléctricos de la zona. Algunas áreas, como Suecia, dependen en su mayoría de fuentes de energía renovables como el viento o el agua. Otras, como Francia, utilizan mucho la energía nuclear, que también es una opción ecológica. Y otros, como Polonia, consiguen la mayor parte de su energía con la quema de carbón.
Por tanto, las emisiones de carbón de tu empresa varían en función de la ubicación del centro de datos que ofrece su computación en la nube. Servicios más grandes como AWS y Microsoft Azure suelen prestar más atención que los pequeños en lo que respecta a la sostenibilidad ecológica.
Por ejemplo, los usuarios de Amazon Web Services pueden elegir la ubicación física de su energía informática; hay un mapa que ilustra qué centros de datos de AWS funcionan con energía ecológica y cuáles no.
De hecho, Microsoft, junto con un grupo de científicos, ha desarrollado un planificador para reducir el carbón en Kubernetes que en esencia ayuda a migrar de forma dinámica tus tareas a centros de datos de todo el mundo para aumentar el uso de energía sostenible y minimizar la huella de carbono. El planificador también puede adaptarse para que funcione con otros proveedores de la nube.
Pero no tienes por qué decantarte necesariamente por AWS o Azure si quieres ser más ecológico. La organización Green Web Foundation pone a tu disposición una lista con proveedores pequeños que utilizan energía sostenible. No obstante, ejecutar el sistema informático en tu propio hardware suele ser peor desde un punto de vista ecológico, ya que los sistemas en la nube permiten una mayor distribución de tareas entre las energías informáticas, lo que ayuda a conservar la energía.
3. Elige con coherencia tu lenguaje de programación
Los lenguajes de programación se diferencian en aspectos como la lógica, la sintaxis, las funciones, etc. También se diferencian en términos de consumo de recursos. Los scripts en lenguajes como JavaScript y Python suelen consumir más recursos que los programas compilados escritos en lenguajes como Fortran, C++ y Rust. Y, por el contrario, los lenguajes orientados a objetos consumen más que los imperativos. Más recursos suponen más energía y, por lo tanto, más emisiones.
No obstante, cabe destacar que más rápido no tiene por qué significar más ecológico. En algunos casos, un programa se puede ejecutar durante más tiempo, pero consumir menos energía. Para más información sobre los lenguajes más eficientes en cuanto a energía, tiempo y memoria, puedes leer este documento.
Por supuesto, es más probable que elijas lenguajes de programación para las tareas que realizan, en función de las habilidades de tu personal y de acuerdo con el resto del grupo tecnológico, pero vale la pena tener en cuenta los aspectos energéticos; los programas escritos en JavaScript, por ejemplo, pueden consumir el doble de los recursos informáticos que los escritos en C.
Es evidente que la optimización del código puede ayudar a disminuir la huella de carbono además de acelerar el código y reducir la ingesta de energía, sin importan el lenguaje. Describir tu software y rescribir partes sin eficiencia puede tener un impacto significativo.
4. Optimizar tus páginas web
Hace poco el tamaño de la página web promedio excedió el de la descarga original de Doom: más de 3 megabytes. Cuanto más grande sea la página, más energía se necesitará para transferirla del servidor al cliente y mostrarla en el cliente. Puedes pensar que eso no representa una gran parta de las emisiones de carbón, pero Green Web Foundation no piensa lo mismo.
Por ejemplo, Green Web descubrió que ejecutar un vídeo en segundo plano en una página web equivale al carbón que emite el equipo del proyecto en sus desplazamientos al trabajo. ¿Te acuerdas de que el 30 % del total de las emisiones de Apple procede de los desplazamientos de los trabajadores? Ahora ves la escala.
Por ejemplo, esta es otra comparación: los vídeos que se emiten en Internet equivalen a la huella de carbono en España. (La guinda del pastel: el 27 % de las cuentas porno equivale a las emisiones de Austria). Por tanto, el punto cero de optimización no es reproducir vídeos de forma automática.
Puedes utilizar una variedad de herramientas para la optimización. Google Lighthouse es un buen ejemplo. Califica su sitio web de acuerdo con cuatro medidas: optimización del rendimiento, accesibilidad, uso de mejores prácticas y optimización SEO. En realidad, el rendimiento involucra todos los aspectos, incluidas las clasificaciones de los motores de búsqueda y la tasa de rebote.
Green Web Foundation ha introducido otra herramienta, llamada Greenhouse, que analiza páginas y comprueba qué dominios de los que utilizan se ejecutan con energía renovable. No es tan útil como Lighthouse en términos de optimización, pero puede ayudar a las organizaciones ecológicamente inteligentes a elegir proveedores de servicio.
Puedes utilizar la aplicación de Green Web Foundation para comprobar si tu sitio está alojado en un servidor que se ejecuta con energía ecológica. Por desgracia, la mayoría de los proveedores de alojamiento no publican información sobre la sostenibilidad de la electricidad que utilizan, por lo que tu sitio acabará marcado con gris, lo que significa que la fundación no tiene información relevante sobre tu proveedor de alojamiento.
Ahorra dinero mientras ayudas a salvar el mundo
Para algunas personas y organizaciones, intentar evitar el calentamiento global es un motivo más que suficiente como para preocuparse con todas estas optimizaciones. Pero para muchos otros no lo es. No obstante, en lo que respecta a la informática, ser más ecológico también supone ahorrar dinero.
Si la idea de salvar el planeta no es suficiente, aquí te dejamos más beneficios de apostar por la sostenibilidad que pueden ayudar a persuadir a tu jefe:
- Después de optimizar tu alojamiento y código necesitarás menos potencia informática, por lo que ahorrarás dinero.
- Tu sitio web cargará más rápido, lo que significa que menos clientes lo cerrarán antes de que se cargue por completo.
- Cuanto más rápido sea el sitio web, más alto lo calificará el motor de búsqueda, situándolo donde los clientes puedan verlo.