Hoy el Día de la Tierra cumple 50 años. Celebrado por primera vez en 1970, esta iniciativa tenía como objetivo generar conciencia sobre la cantidad de daños que había generado la actividad humana a la Tierra. Medio siglo después, hemos adquirido una gran conciencia sobre los impactos físicos y químicos que generamos en nuestro planeta, sus fuentes y sus consecuencias.
A su vez, tenemos mucho más trabajo por hacer. El consumo de energía de la humanidad sigue creciendo, siendo la electrónica uno de los factores de este crecimiento y, en particular, el procesamiento de información ineficiente que causa un consumo excesivo de energía.
Los ordenadores y su consumo de energía han recorrido un largo camino desde la década de los 70. Pero, al mismo tiempo, también han crecido considerablemente en número. Desde entonces se han enviado más de 3500 millones de ordenadores personales, de los que aproximadamente 2000 millones siguen en funcionamiento en el 2014. Súmale más de 6000 millones de smartphones a la mezcla y ahí lo tienes: la cantidad de dispositivos informáticos utilizados de forma activa supera con creces la cantidad de personas que, hasta donde sabemos, viven en nuestro planeta. Y ni siquiera estamos mencionando el IdC, que es aún más abundante. Estos dispositivos, o para ser más precisos, sus propietarios, generan zettabytes de datos cada año. Eso incluye cosas como casi 100 millones de fotos de Instagram al día, medio millón de tuits por minuto y 40000 búsquedas en Google por segundo.
¿Cuánto energía se requiere para almacenar y transferir todos estos datos? Es muy complicado realizar ese cálculo, pero podemos hacer una estimación aproximada utilizando la energía que consumen los centros de datos, es decir, la energía gastada a la hora de almacenar y transferir la información a y desde los dispositivos del consumidor. Y eso se resume en más de 200 teravatios hora o aproximadamente el consumo energético anual de un país de tamaño mediano.
Se trata de una estimación muy aproximada, pero nos concede una escala. Es evidente que el consumo de energía real de todos los dispositivos digitales es muy superior a esta estimación. Y puedes añadir a todo esto algunos ejemplos de usos de energía muy deficientes. Por ejemplo, tan solo la red de minería de Bitcoin consumió cerca de 67 teravatios hora de electricidad en el 2018, su año pico. Este conocimiento nos llevó a una investigación sobre cuánta energía podría ahorrase en el mundo con tan solo bloquear los ataques de minería web. Resulta que, hasta ahora, hemos evitado la emisión de aproximadamente 800 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
800 toneladas pueden no sonar a mucho a escala global, de hecho, es solo la punta del iceberg. Los ataques de minería no son la única fuente de actividad computacional no deseada. De hecho, en el 2019 su participación se redujo a alrededor del 1,37 %, mientras que las URL bloqueadas representaron el 25,45 % del total de 2800 millones de objetos maliciosos que los productos de Kaspersky bloquearon.
Detrás de toda URL maliciosa hay un sitio web que necesita alojamiento (y energía para alimentar a los servidores que lo alojan), así como potencia computacional para ver el sitio en los dispositivos de los usuarios, lo que también consume energía.
Estamos tan solo en el principio de la investigación sobre cómo los diferentes tipos de objetos maliciosos afectan al consumo de energía de sus dispositivos anfitriones y cómo eso se suma a escala global, pero ya podemos darte un par de ideas para reducir tu propia contribución a esta emisión de carbono obviamente excesiva:
- Habilita un antivirus web para que bloquee las páginas maliciosas y de phishing.
- Ten en cuenta que el impacto de energía de una solución de seguridad en ejecución es inferior al de una infección omitida, como lo han demostrado nuestros estudios iniciales.
- Intenta reducir tu huella de carbón informática de tu compañía mediante su optimización. Si todas las empresas del mundo redujeran su consumo de energía informática un 10 %, liberarían energía suficiente como para alimentar un país pequeño. Si estás dispuesto a ello, consulta nuestro artículo sobre prácticas informáticas sostenibles e intenta implementarlas siempre que sea posible.
El Día de la Tierra tiene que ver con la sensibilización. El objetivo de esta publicación es informarte sobre la escala de consumo de energía informática y algunas formas menos obvias de reducirla. Cuanto más sensibilizados estemos, más podremos hacer para salvar nuestro planeta.