Hace un año, en concreto el 11 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud reconoció oficialmente la pandemia. Cada uno de nosotros ha pasado el último año de forma diferente, lo que nos ha concedido una serie de experiencias únicas. Sin embargo, podemos extraer algunas conclusiones generales. Eso sí, no vamos a detenernos en lo malo, sino que vamos a intentar quedarnos con la parte positiva. ¿Qué lecciones útiles hemos aprendido este último año?
1. Lavarte las manos, y no solo antes de comer
Solo nos ha llevado 3000 años tomarnos las ideas de Hipócrates y Avicena en serio. Yo a esto lo llamo progreso.
Pero hemos aprendido no solo a lavarnos las manos, sino que también podemos limpiar nuestros teléfonos. El alcohol isopropílico es la mejor forma de eliminar los gérmenes de nuestros dispositivos inteligentes.
Y, más allá del aspecto microbiológico, la humanidad se ha dado cuenta de que las fotos de Instagram se ven mucho mejor en una pantalla limpia que en una sucia. Al igual que, la eliminación de capas viejas de sedimento de altavoces y micrófonos mejoran en gran medida la calidad del sonido (nota: Blu Tack es todo lo que necesitas).
2. Usar mascarillas
En algunos países esta práctica se desarrolló un poco antes que en otros, pero la adopción mundial de la mascarilla se produjo durante el 2020.
Pocos dirían que ser considerado con los demás en caso de un ataque de estornudos es fácil y correcto. Pero antes del 2020, aparecer con mascarilla en público en Europa o América era declararse un bicho raro, el equivalente a, digamos, caminar por la calle desnudo.
Hoy es todo lo contrario: La mayoría de las personas se sienten extrañas cuando no usan mascarilla.
3. Trabajar en pijama (o no)
El teletrabajo nos ha relajado en algunos aspectos. Hay quienes todavía andan por casa en sus zapatos de diseñador (oye, si les hace felices), pero para la mayoría, ya estaba tardando en morir el código de vestimenta de la oficina.
Lo que antes era un camisón para dormir, ahora se considera elegante e informal. La balanza de la moda se ha inclinado considerablemente a favor de la parte superior del atuendo, es decir, la parte visible en una videollamada, sobre la parte inferior. De hecho, las marcas han comenzado a imprimir sus logotipos justo debajo de la garganta y estamos a la espera del regreso de los grandes cuellos.
Pero nos estamos desviando del asunto principal: estamos menos estresados sobre, al menos, un aspecto de nuestra apariencia.
4. Convertirte en tu propio asistente informático
Cuando el soporte técnico no está cerca, aprendes rápido habilidades administrativas informáticas útiles para ti y para tu hogar.
¿El wifi no llega a la cocina? No hay problema. ¿No tienes cámara web? Prueba con un trípode y un teléfono viejo. ¿El navegador está enterrado debajo de las notificaciones push? Desactívalas y disfruta de tu nueva paz digital.
A este paso, el soporte técnico podría quedarse sin trabajo.
5. Silenciar tu micrófono en Zoom
Pues no, esto es pedir demasiado. No todos han dominado esta habilidad clave; todavía escuchamos toses, o cosas mucho peores, durante las llamadas en grupo. Pero, sí, la mayoría nos tomamos la molestia de apagar el micrófono y la cámara al unirnos a la siguiente de una larga lista de videollamadas. Este es un avance evidente.
Pero hablando en serio, nos hemos convertido en expertos a la hora de comunicarnos e interactuar en remoto. Lo que antes requería de una reunión cara a cara y una larga búsqueda de una sala de conferencia vacía (o un vuelo transcontinental) ahora es más factible, incluso cuando se prepara a última hora.
6. Convivir en familia o con los compañeros de piso
Nos referimos a vivir, no solo a verse dos veces al día. El contacto constante ha resultado ser más difícil de lo esperado y no todos tienen las habilidades necesarias. Dicho esto, muchos han descubierto nuevas formas de interactuar con quienes comparten su casa.
7. Abandonar las conversaciones casuales en la oficina
Hay quien todavía discute sobre este tema, pero ¿es posible que hayamos conseguido hacer más eficientes nuestras horas laborales?
8. Apreciar las comodidades del hogar
Los problemas personales que se almacenan en la categoría “puede esperar” han adquirido un nuevo sentido de urgencia. Cuando tu casa es tu mundo, aplazar las cosas, al final de cuentas, solo provoca mayor sufrimiento.
Por ejemplo, uno de nuestros colegas nos ha confesado que hace apenas un par de meses decidió comprarse un escritorio de trabajo. ¡Ahora se arrepiente de haber esperado tanto!
9. Simplificar
No tienes que viajar al otro lado del mundo para divertirte. Sabemos que un paseo por la naturaleza de tu ciudad no es tan emocionante como un safari exótico, pero no está tan mal experimentar la vida local desde una nueva perspectiva. Evidentemente, esto no te hará saltar de alegría. Está claro que todos extrañamos mucho viajar y estamos deseando poder hacerlo de nuevo, pero, mientras tanto, podemos descubrir nuevos parajes en un entorno familiar.
10. Adaptarte a los cambios
Este año ha tenido muchos momentos terroríficos y desagradables, pero en su dosis adecuada, incluso el veneno puede ser medicinal. La pandemia cambio por completo nuestro mundo y nos obligó a adaptarnos.
Lo único que podemos hacer es esperar que, a medida que la vida vaya volviendo a la normalidad, no nos olvidemos de estas adaptaciones útiles que hemos adquirido debido a la pandemia del COVID.