Proteger nuestra identidad y dinero online es una tarea ardua. Si además estamos de vacaciones en un país extranjero, esto puede ser aún más difícil. Si no es plato de buen gusto que alguien vacíe nuestra cuenta corriente, imaginad si sucede lejos de nuestro domicilio. Sin embargo, existe una serie de medidas a tomar que nos protegen ante este riesgo.
En primer lugar, debemos asegurarnos de que los dispositivos que llevemos con nosotros, tienen instaladas todas las actualizaciones de las aplicaciones, del software o del sistema operativo. Posteriormente, activaremos el código de desbloqueo, definiendo una clave larga, única y compleja. Además, no podemos olvidarnos de disponer de un producto de seguridad robusto que nos proteja. Tal vez, esto os parezca exagerado pero cualquier precaución es poca para defender nuestros bienes.
Si esto os parece insuficiente y queréis subir un nivel más, entonces os recomiendo cifrar el disco duro de cualquier dispositivo y conectaros a Internet exclusivamente a través de una RPV (red privada virtual) o una red de confianza. En algunas ocasiones merece la pena tener un ordenador de viaje. Por ejemplo, la semana pasada me fui a Las Vegas a una conferencia. Afortunadamente, tengo un Chromebook que es idóneo para estas ocasiones; así, podía tomar notas durante las charlas y si quería acceder a alguna cuenta personal, lo hacía a través de una RPV en mi otro portátil.
Con respecto a los dispositivos móviles, si vais a utilizar vuestro teléfono para comprobar el correo o mirar el saldo bancario, nunca utilicéis un WiFi público. Aunque no sea gratuito, es más seguro comprar una tarjeta prepago con tarifa de datos que permita conectarse a la red a través del 3G o 4G.
Si usáis un portátil, una vez más, os recomiendo que invirtáis en una RPV. Configurad cualquier sistema de doble verificación si os lo permite vuestra entidad bancaria. La mayoría de bancos online ofrecen diferentes capas de seguridad como el número de transacción móvil mTAN. Este sistema ofrece al usuario una lista de números necesarios para realizar cualquier transacción económica. Aunque se pueda acceder a la cuenta a través de un usuario y contraseña, no podremos hacer nada con el dinero sin el mTAN. Y como os podréis imaginar, es bastante difícil que los cibercriminales tengan acceso a dichos códigos. No obstante, si perdéis vuestro mTAN, podréis estar en un serio peligro.
En líneas generales, todos los servicios online utilizan los SMS en sus sistemas de doble verificación. Sé que puede ser un poco molesto pero es preferible tener que dar un rodeo para entrar en nuestras cuentas que un hacker acceda a la información personal que tenemos almacenada en la Red. Si recibís un SMS con un código de confirmación, entonces sabréis que alguien ha intentando entrar en vuestra cuenta y, entonces, deberéis cambiar la clave lo antes posible.
Más allá de esto, algunas tarjetas de crédito disponen de otros pasos como la petición del nombre, fecha de caducidad o código cvv. Por ejemplo, mi tarjeta Visa tiene un sistema que me obliga a introducir una clave cada vez que la utilizo; irritante pero seguro.
Siempre es una buena opción pagar un seguro de tarjeta de crédito. Aunque, muchas personas lo consideren inútil; puede ser de gran ayuda en el caso de robo o pérdida. Más vale pagar un pequeño precio a que alguien vacíe nuestra cuenta y no poder recuperarlo.
Es cierto que aunque sigamos estos consejos al pie de la letra, siempre estamos expuestos a la posibilidad de un robo o pérdida. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
Os aconsejo que dispongáis, al menos, de dos tarjetas. Imaginaos que el hotel os hace un cargo extra o un caco os roba vuestra tarjeta; es una buena idea tener otra (de una entidad bancaria diferente o con un sistema de pago distinto) para utilizarla como salvavidas o para dividir nuestros ahorros. Por supuesto, deberéis guardar ambas tarjetas en lugares separados. Otra medida secundaria es guardar algo de dinero en metálico; pero, por supuesto, nunca llevéis grandes sumas de dinero encima.
Finalizando, mi último consejo es que seáis cautelosos cuando utilicéis vuestra tarjeta y prestéis atención a los TPV o los lectores maliciosos.