Todos usamos Internet y probablemente tengamos nuestras propias rutinas online, como, por ejemplo, revisar el correo electrónico al despertar. Estas acciones parecen tan normales y naturales que las hacemos sin pensarlo dos veces pero, tal vez deberíamos hacerlo. Algunos hábitos diarios afectan negativamente a nuestra vida en general y otros solo a la seguridad online. Y de eso vamos a hablar ahora.
Con esto en mente, tómate un momento y piensa si alguna vez has hecho:
1. Descargar aplicaciones
Leíste sobre una nueva app para escuchar música, estás buscando otra para gestionar tareas o hacer tu seguimiento fitness, o a lo mejor quieres una extensión para descargar fotos o música de redes sociales. Impaciente por instalarlas, le das al botón de “Acepto”…
Un momento. ¿Qué estás aceptando? ¿Alguna vez has pensado en los permisos que le estás dando a la aplicación? Muchas piden demasiados, incluyendo algunos serio que podrían causarte daños. En esta publicación, examinamos al detalle los peligros de conceder ciertos permisos a las aplicaciones Android. Con las extensiones de los navegadores como Chrome y Firefox sucede lo mismo. Estas también quieren que les concedas permisos y los usuarios muchas veces lo hacen sin leer la letra pequeña o sin planteárselo por un momento.
2. Dejar el ordenador sin bloquear
Si necesitas descansar de la pantalla, ¿qué haces? Pues te levantas y te vas. ¿Qué tiene de malo? Nada, siempre y cuando bloquees el ordenador y lo configures para que solicite una contraseña para poder volver a iniciarlo. Tienes una, ¿verdad? Sabemos que es muy molesto tener que introducir una contraseña todo el tiempo, pero no es tan molesto como tener que enfrentarte al robo de tu información, ya que cualquiera podría acceder mientras no tienes el ordenador a la vista.
Por lo tanto, crea una contraseña segura y acostúmbrate a bloquear tu sesión cada vez que vayas a dejar tu ordenador sin supervisión. Sí, incluso en tu casa. Así, se convertirá en un hábito y nunca lo dejarás desbloqueado en ningún lugar, como por ejemplo, en una cafetería o en el trabajo.
3. Ignorar las actualizaciones
Sí, las notificaciones de actualizaciones pueden cansar. Pero ¿sabías que el 99% de los ordenadores con Windows se pueden hackear por las vulnerabilidades de ocho aplicaciones? Ello incluye navegadores populares, reproductores multimedia y Flash plugins, por lo que es muy probable que hayas utilizado al menos uno de ellos. Los ciberdelincuentes no dejan de monitorizar estas aplicaciones porque pueden aprovechar sus vulnerabilidades para atacar a un gran número de usuarios.
Por la misma razón, los investigadores (que informan regularmente a las empresas sobre fallos detectados) y los desarrolladores (que lanzan las actualizaciones y parches para solucionar estos agujeros de seguridad), investigan constantemente los puntos débiles de las aplicaciones más populares. Ignorar las notificaciones de actualización pone tu equipo en riesgo , así que será mejor que te asegures de que las instales todas y, así, tu sistema estará mucho más seguro.
4. Hacer muchas cosas al mismo tiempo
Al hecho de hacer muchas cosas al mismo tiempo se le llama multitarea y una investigación actual nos dice que no es buena. No solo puede afectar a tu concentración y productividad, sino también a tu seguridad.
Con tantas distracciones en la pantalla, las usuarios tienden a poner menos atención en lo que abren, hacen clic, descargan, etc. Este tipo de personas son presa fácil para que entren en un sitio web de phishing, descarguen malware enmascarado como un programa legítimo o hagan algo similar, y todo por tener la mente en mil cosas.
Además, la multitarea te cansa más y consume más tiempo. Así que, trata de cerrar esa fila infinita de pestañas del navegador y concéntrate en lo que realmente deberías. Sea lo que sea, lo harás más rápido, mejor y con más prudencia.
5. Echar un vistazo
A veces la curiosidad nos puede. ¿Quién no es culpable de haber hecho clic alguna vez en algún enlace solo porque le pareció interesante? Si lo haces a menudo, es probable que sea hora de cambiar tu comportamiento. Procura, en especial, evitar sitios web con títulos llamativos, que son los que suelen ser maliciosos.
Por desgracia, no siempre es posible decidir si confiar o no en una web en particular. Ahí es donde entran en juego las soluciones de seguridad, con sus bases de datos sobre malware y webs de phising, así como sus herramientas para detectar actividades sospechosas.
6. Aceptar los Términos de servicio
Seguramente no seas el único que uses varios programas, pero leer los términos de servicio es muy aburrido. Seguro que no hay ningún problema por hacer clic y aceptarlos directamente, ¿verdad?
No es así. Muy poca gente lee los acuerdos de usuario final y los desarrolladores suelen beneficiarse de que nadie sepa lo que se esconde en ellos. Aquí puedes leer sobre algunos casos preocupante de términos extraños que se han encontrado en varios de los acuerdos de licencia de las compañías. También te recomendamos echarle un vistazo a una web llamada Terms of Service Didn´t Read, que analiza los términos de algunas fuentes populares y destaca los puntos más importantes (y menos importantes) en inglés. En general, hay que leer los acuerdos de licencia. Échale un vistazo a nuestro artículo sobre cómo sobrevivir a ellos.
7. Registrarte en webs utilizando el nombre de usuario que usas en las redes sociales
“Regístrate aquí”, o … ¡ajá! “Inicia sesión con tu cuenta de Facebook”. Utilizar la cuenta de tus redes sociales para iniciar sesión te da acceso a cualquier página o aplicación con solo un par de pasos. Conveniente, ¿no? Pero, si alguien hackea tu cuenta de Facebook, tendrá acceso inmediato a todas las otras cuentas vinculadas a esta.
Hay otro problema: al iniciar sesión en una web utilizando una cuenta de redes sociales, esta obtiene un acceso parcial a los datos de tu cuenta. Es verdad que solo es la información pública, pero seguramente no te haga gracia. Es como entrar en una tienda con un letrero que diga tu nombre, tus aficiones y demás información sobre ti; probablemente no lo harías.
8. Registrarte, aquí, allá y en todos lados
¿Cuántas cuentas tienes en la red? ¿Cuántas usas en realidad? ¿Usas una contraseña diferente para cada una? ¿Qué pasa si se filtran los datos de uno de estos servicios, y ni recuerdas que lo has usado? Es posible, por ello es mejor eliminar toda cuenta que ya no utilices. Esas son las más vulnerables, ya que no las sueles revisar, pero cuentan con información valiosa como tu correo, número de teléfono, contraseña y otra información sensible.
9. Publicar por publicar
Cualquier cosa que hayas publicado (digamos tu número de teléfono) jamás volverá a ser privado. Internet recuerda todo, e intentar eliminar dicha información puede ser contraproducente (lee sobre el efecto Streisand). Por lo tanto, antes de publicar cualquier cosa, pregúntate lo siguiente: ¿estás de acuerdo con que esta información se mantenga en la web y sea accesible para cualquiera, en cualquier lugar y para siempre?
Lo más increíble de estos nueve puntos, es que son muy comunes. Es lo que la gente hace frecuentemente y de forma mecánica, sin pensar en las consecuencias. Ahora que ya has leído esta publicación, trata de darte cuenta de las cosas que haces y que no son seguras. Reflexiona sobre lo que haces online y cómo lo haces, lo agradecerás. Para más consejos sobre seguridad, échale un vistazo a esta publicación.