En agosto de 2022, Taro Kono, ministro japonés de Asuntos Digitales, “declaró la guerra” a los dispositivos antiguos de almacenamiento, como los disquetes. El documento original en japonés proporciona un sencillo análisis sobre la legislación japonesa, que a día de hoy cuenta con casi 1.900 referencias a dispositivos de almacenamiento obsoletos, la mayoría de ellos tan antiguos que podrían estar en un museo. Entre estos se incluyen: los disquetes, los soportes de registro óptico, definiciones habituales como “unidad magnetoóptica” e incluso “cinta magnética”. Esto significa que, en algunos casos, los organismos o individuos necesitan archivar cierta información en un soporte antiguo, algo que es, cuanto menos, poco práctico. Los disquetes no son obligatorios en todos los casos, pero a juzgar por ciertas declaraciones hechas por Taro Kono, que es relativamente nuevo en su cargo, la tecnología retro todavía se usa en Japón con más frecuencia de lo que se debería.
¿Y supone un problema el uso de tecnología obsoleta? Imagínate que tienes que archivar un documento oficial en un disquete y no tienes otra opción. ¿Realmente encontrarías un disquete en casa? ¿Y tendrías un equipo para poder leerlo? El autor de este artículo tiene ambas cosas, por lo que está escrito desde el amor incondicional por la tecnología retro. Pero es importante recordar que utilizar tecnología obsoleta para llevar a cabo tareas importantes no es nada práctico y, además, no es seguro. Intentemos analizar algunos de los casos más conocidos en los que se han utilizado o necesitado dispositivos antiguos años o décadas después de su fabricación.
Disquetes
¿Qué son? Unos de los primeros soportes de datos para PC.
Los primeros disquetes se desarrollaron en la década de 1960 y contaban con ocho pulgadas de diámetro. En 1976, se inventaron los disquetes más pequeños, de 5,25 pulgadas. Este tamaño se trasladó a soportes ópticos posteriores como los discos Blu-Ray. A principios de la década de 1980, Sony desarrolló disquetes de 3,5 pulgadas más efectivos y, durante la mayor parte de la década de 1990, estos fueron la forma más común de intercambio de datos entre los usuarios de ordenadores. La cantidad máxima de datos que cabe en un disquete de 3,5 pulgadas es de 1,44 MB. Realmente había casos en los que se podía escribir más, pero en este caso hablamos de la versión más compatible que podía leerse en la disquetera de cualquier ordenador personal hace 25 años.
Los disquetes estaban tan extendidos en los años ochenta y noventa que todos los demás intentos de crear algo más fiable o con mayor capacidad fracasaron, hasta que llegaron los soportes ópticos CD-R y CD-RW. De hecho, a principios de la década de los 2000, la mayoría de los ordenadores de escritorio todavía incorporaban una disquetera.
Los primeros intentos de retirar los disquetes del mercado fueron a finales de la década de 1990: los iMac de Apple, con su revolucionario diseño, ya venían con un lector óptico y no contaban con una disquetera. Pero, no fue hasta más tarde, hasta hace unos 15 años, cuando los disquetes se quedaron finalmente obsoletos. Muchos documentos de Microsoft Word ni siquiera cabían en un disquete, por lo que era mucho más fácil guardar archivos en una memoria USB o en un CD. También estaba la cuestión de la fiabilidad: los disquetes a menudo fallaban repentinamente y se perdían datos cuando más se necesitaban.
Sin embargo, gracias a su larga vida útil, actualmente los disquetes siguen estando disponibles, y también lo están las disqueteras. Estas se pueden utilizar mediante una conexión USB e incluso son compatibles con las últimas versiones de los sistemas operativos. Sin embargo, los disquetes hoy en día solo deberían usarse por la nostalgia. Además, son realmente lentos, para tan solo guardar un megabyte de datos en un disquete se tarda aproximadamente un minuto.
Sin embargo, hay momentos en los que hay que usar un disquete. En 2016, Estados Unidos emitió un informe bastante tedioso sobre un tema que nos resulta familiar: el uso de tecnología obsoleta en las instituciones gubernamentales y la necesidad de combatir este fenómeno. Algunos medios de comunicación destacaron un dato importante: que el sistema de control del arsenal nuclear estadounidense todavía usaba disquetes, y no los más recientes, sino los originales de ocho pulgadas.
En 2019, esos disquetes fueron reemplazados por una tecnología más contemporánea, pero el sistema en sí, basado en un ordenador IBM Serie/1 de la década de 1970, todavía sigue en funcionamiento. Este es un claro ejemplo de por qué se siguen utilizando medios antiguos. No es por el amor a las antigüedades, sino porque no hay más remedio. Los sistemas informáticos especializados construidos hace décadas son muy costosos de reemplazar o modernizar, por lo que, mientras la reliquia siga haciendo lo que tiene que hacer y pueda repararse en caso de avería, seguirá en funcionamiento.
Aquí otro ejemplo: En 2020, Pen Test Partners examinó un Boeing 747 que estaba fuera de servicio y descubrió que utilizaba una unidad de disquete para actualizar el sistema de navegación. Y, aunque esto fue una sorpresa para los profesionales de la seguridad, para quienes se dedican al mantenimiento de las aeronaves, esto es el pan nuestro de cada día. Aquí encontrarás más información sobre ello.
¿Por qué pasó esto? Un avión tiene una vida útil muy larga, de décadas. A su vez, la aviación suele ser más estricta en cuanto a algunos requisitos de seguridad, por lo que, durante la vida útil de una aeronave, sus motores e incluso algunas partes de su fuselaje pueden ser reemplazadas varias veces. Pero lo que generalmente suele permanecer intacta es la parte electrónica. Por supuesto que los aviones más nuevos ya no usan disquetes, pero en las aeronaves más antiguas, fiables y con un buen mantenimiento, los sistemas informáticos que ayudan a los pilotos, por lo general, permanecen sin cambios. Actualizar estos sistemas informáticos es más complicado porque cada cambio requiere de numerosas pruebas de seguridad. Pero esto no termina aquí. Los pilotos están formados específicamente para usar la aeroelectrónica con ciertas modificaciones. Los especialistas en mantenimiento de aeropuertos y centros técnicos también se forman en todo el mundo. Por tanto, esos sistemas no se pueden actualizar simplemente cuando se desee. Esto significa que, a menudo, cuando llega el momento de renovar la flota es mucho más fácil comprar un avión nuevo.
El fax (también llamado facsímil)
¿Qué es? Básicamente, tecnología para transmitir copias de documentos mediante una línea telefónica.
Las máquinas de fax descienden directamente del telégrafo, un método para enviar mensajes de texto a través de cables. Ambas tecnologías se originaron en el siglo XIX y, a comienzos del siglo XX, esta forma de enviar no solo cartas individuales, sino también notas manuscritas e incluso fotografías de forma libre, estaba bastante bien perfeccionada. El uso comercial de los faxes comenzó hace aproximadamente medio siglo. Cualquier consumidor o empresa podía recibir y enviar entonces fotocopias de documentos mediante cables telefónicos.
El fax evolucionó al mismo tiempo que los módems y algunas de las tecnologías posteriores a estos dos dispositivos tenían mucho en común. La principal diferencia era que los módems dependían de un ordenador, mientras que el fax era una máquina autosuficiente. Muchos módems también podían funcionar como un fax, utilizando un programa especial para PC. En términos actuales, un fax contenía un escáner de documentos, una impresora y un módem. Si necesitaba enviar un documento, lo escaneaba, introducía el número de teléfono del destinatario y le enviaba una copia digital (en una calidad media y generalmente en blanco y negro).
Antes de la llegada del Internet, esta forma de compartir documentos a distancia era bastante fiable. Los clientes potenciales podían obtener una lista de precios o una copia de un contrato y devolverlo firmado y sellado. Curiosamente, en la actualidad, en algunos países un documento firmado enviado por fax se considera legalmente vinculante, mientras que ese mismo documento, firmado, escaneado y enviado por correo electrónico, puede no ser considerado como prueba ante un tribunal, por ejemplo.
En pleno siglo XXI ya no hay razón para usar un fax. Es mucho más sencillo mandar un documento por correo electrónico o hacer una foto y compartirla mediante una app de mensajería. Si se necesita verificar la identidad del creador de un documento, existe la tecnología de firma digital electrónica. Sin embargo, en algunas regiones como Japón, todavía se utilizan mucho los faxes. Allí, los empleados que no tenían un fax en casa tuvieron problemas de comunicación en el trabajo durante la pandemia de covid-19. Al parecer, en muchos casos, es difícil cambiar los procesos de comunicación establecidos con clientes o compañeros, sin perder los contactos necesarios; por lo que es más fácil seguir utilizando tecnología obsoleta. Además, el factor de la edad juega un papel importante para los faxes: a mayor edad, más difícil les resulta dominar los nuevos sistemas informáticos; mientras que los antiguos “funcionan bien”.
De nuestro top 4, el fax es probablemente la tecnología retro más simple de las cuatro. Si por alguna razón necesitas usar uno, puedes tener una máquina real en la oficina, pero también es posible emularla mediante un servidor virtual. Este se conecta a una línea telefónica virtual y, de hecho, funciona como un simple canal de transmisión de datos mediante Internet. Por lo tanto, a diferencia de los aviones, en estos casos posible utilizar tecnologías heredadas en dispositivos modernos y esta funcionará sin problemas.
Máquina de escribir
¿Qué es? Básicamente es un antiguo procesador de texto: una forma de crear textos mecanografiados y una de las tecnologías más antiguas que más influyeron en la evolución de los ordenadores.
La máquina de escribir es un gran logro tecnológico y se formó casi por completo a finales del siglo XIX. Todos los ordenadores tienen vestigios de este antiguo desarrollo. El típico diseño QWERTY se estandarizó en la década de 1890. La tecla shift recibe su nombre de una función mecánica en una máquina de escribir, donde todo el conjunto de bits que imprimen caracteres en papel a través de una cinta de tinta se “desplaza” hacia arriba para escribir letras mayúsculas. Escribir fue lo primero que hicieron los ordenadores personales de una forma más práctica en las décadas de 1970 y 1980. En algunas máquinas de escribir electrónicas, si es necesario, puedes introducir y editar una sola línea de texto en una pantalla de caracteres pequeños. Un ordenador te permite crear un documento completo de varias páginas antes de imprimirlo. Puede contener caracteres de diferentes alfabetos, y no solo letras, sino gráficos e incluso imágenes. Ni siquiera hay que imprimir el documento en una impresora: se puede enviar a un editor, un jefe o un cliente de forma electrónica. ¡En un disquete, por ejemplo!
Aun así, las máquinas de escribir mecánicas cuentan con importantes ventajas: pueden funcionar sin electricidad, no pueden infectarse con un virus y su dispositivo de almacenamiento de datos jamás fallará. Sin embargo, es más probable que los documentos terminen dañados por incendios, inundaciones o pequeños roedores. Tras numerosos escándalos relacionados con el ciberespionaje, algunos medios informaron que ciertas autoridades estatales de diferentes países (Rusia y Alemania, por ejemplo) estaban comprando máquinas de escribir para gestionar la información más sensible.
De hecho, se podría decir que, en realidad, el ordenador más seguro es… ninguno. Y en algunos casos, este nivel de protección de la información probablemente esté totalmente justificado. Pero, para el resto de los mortales, la máquina de escribir es desde hace mucho tiempo un artefacto del pasado, usado solo para el entretenimiento o para crear una atmósfera especial de creatividad. Uno no se puede distraer con el contenido de las redes sociales si su “procesador de textos” no puede conectarse a Internet.
Cabe destacar que una máquina de escribir puede estar a salvo de un ciberataque, pero no garantiza el anonimato. En el caso de una investigación, es bastante fácil relacionar un documento con una máquina de escribir concreta según pequeños defectos en los caracteres escritos o incluso por la forma concreta en que una persona presiona las teclas.
Ordenadores antiguos
A parte de los sistemas especializados, los procedimientos gubernamentales obsoletos y casos similares, la mayoría de las tecnologías retro deben usarse solo por las dos razones ya descritas; es decir, porque es muy caro reemplazarlas por un hardware nuevo o simplemente por una cuestión práctica ya que todos están ya acostumbrados a usarlas.
El año pasado, un YouTuber describió cómo un hombre de edad avanzada, propietario de un campamento, todavía usaba un Atari ST de 1986 para administrar su negocio. Frans Bos, de los Países Bajos, escribió su propio software para realizar un seguimiento de los visitantes, la contabilidad y otras cosas. Y, todavía a día de hoy (o al menos en 2021 cuando se grabó el vídeo) usa su antiguo software, porque “cumple con su función”.
Existen ejemplos más complejos, más comunes y considerablemente menos románticos. Por ejemplo, una maquinaria controlada por un software escrito para MS-DOS y que, por lo tanto, solo funciona con un PC correspondiente. Además, esto es muy común cuando se trata de dar servicio a automóviles relativamente antiguos, ya que tienen un ordenador incorporado, pero el software para comunicarse con él requiere de Windows 98 o Windows XP y, preferiblemente, de hardware de hace veinte años. Incluso los grandes fabricantes de automóviles se ven obligados a tener ordenadores antiguos en stock, en caso de que un llegue un cliente que necesite una reparación.
La tecnología antigua se utiliza frecuentemente en las industrias en las que los dispositivos computarizados cuestan millones o miles de millones de dólares y, además, duran décadas. En el otro extremo del espectro, también es posible encontrar en tu taller de coches más cercano un portátil de principios de los 2000 que ejecuta programas de diagnóstico sin soporte. La tecnología antigua funciona actualmente en las organizaciones, aunque a veces de forma oculta. En algún armario polvoriento, un administrador de sistemas usa un PC de la década de 1990 para realizar sus funciones con un software escrito por alguien que se jubiló hace mucho tiempo. Y solo cuando se desconecta por accidente, queda claro que las ganancias de una empresa están ligadas a esta pieza de museo.
Protección avanzada de la basura
Echemos un vistazo a todos estos artefactos desde una perspectiva de seguridad. ¿Es posible transmitir un archivo malicioso en un disquete? Sí, fácilmente, y así es como comenzaron a propagarse los virus, incluso antes de la era de Internet. No obstante, es probable que el código malicioso moderno no quepa en un disquete, ya que algunos de estos programas actuales ocupan decenas de megabytes. El malware antiguo, por el contrario, quizá no pueda ejecutarse en los sistemas operativos modernos.
Quizás el mayor peligro lo presentan los ordenadores que son “simplemente viejos”, en especial si están conectados a la red local de una empresa o a Internet. Los sistemas operativos más antiguos, como Windows XP, no han recibido actualizaciones durante años. Por otro lado, las vulnerabilidades en ellos son bastante conocidas. Sí, un posible hacker probablemente tendría que mejorar su equipo para piratear un PC tan antiguo, pero no tardaría mucho. Y hay varias herramientas preparadas para explotar los numerosos agujeros en el software.
Por lo tanto, es fácil imaginar cómo un hacker podría acceder a una completa red empresarial mediante un ordenador desactualizado y vulnerable, incluso aunque el resto de la infraestructura esté actualizada. Quizás el mayor peligro en este tipo de situaciones se presente para las instituciones médicas. Todos los dispositivos fiables y actualizados para diagnosticar a los pacientes, controlar el pulso, la temperatura y la presión arterial y regular los medicamentos funcionan con software obsoleto. La desactivación maliciosa de estos sistemas, por ejemplo, para exigir un rescate, podría costarle la vida a alguien. Por lo tanto, los disquetes no son el problema, simplemente no son prácticos de manejar. El problema real es que los disquetes generalmente vienen de la mano de un ordenador obsoleto.
Si el uso de sistemas tan antiguos es de vital importancia, entonces es imperativo aislarlos del resto de la red para que no se conviertan en el talón de Aquiles de toda la infraestructura de TI. Lo ideal es utilizar una solución de seguridad que al menos pueda escanear los soportes de datos archivados y sea capaz de neutralizar adecuadamente el malware de la edad apropiada. Las soluciones de Kaspersky hacen un excelente trabajo al respecto, identificando con mayor frecuencia los virus del pasado mediante un análisis de comportamiento.
Puede ser difícil separarse de las herramientas de trabajo con las que estás familiarizado o con las que has trabajado durante años, pero, a veces, es necesario cuando una solución antigua, por definición, ya no proporciona el nivel de seguridad adecuado. A pesar de que el software y los servicios modernos ocupan más espacio en disco duro y con el tiempo requieren de un hardware cada vez más potente, también brindan mucha más seguridad en la mayoría de los casos. Por ejemplo, es útil tener una simple copia de seguridad de algunos datos, ya que, en el caso de tener archivos en papel con documentos mecanografiados, podrías perderse o ser inaccesibles. Finalmente, tenemos algunos consejos útiles. Si las autoridades de tu país requieren el uso de disquetes, mantenlos alejados de los smartphones, especialmente de los últimos modelos de iPhone. ¡Los poderosos imanes ocultos en la carcasa de algunos teléfonos pueden borrar accidentalmente todos los datos almacenados en un disco antiguo!