Un informe, publicado a principios de este año, nos revela que robar un banco en el Reino Unido es un negocio de riesgo, no muy lucrativo. Los ladrones de bancos en el Reino Unido ganan menos de 20.000 dólares por trabajo; es decir, tienen que asaltar al menos dos sucursales para obtener una renta modesta. Si tenemos en cuenta la mejora en la seguridad de las entidades bancarias, es compresible que sólo ocurrieran 106 robos en 2007, el año del estudio.
Si sumamos el alto riesgo con el escaso botín que se obtiene en un robo, no es difícil entender por qué la carrera profesional del ladrón de bancos no merece la pena. No obstante, para aquellos que deseen ser ladrones en el futuro existe un mundo más fácil, seguro y lucrativo que la variante tradicional: el cibercrimen.
Hoy en día, podemos encontrar, muy fácilmente, las armas necesarias para cometer un crimen cibernético. Simplemente, tenemos que navegar por Internet, comprar herramientas de acceso remoto (troyanos, rootkits, exploits) o cualquier tipo de ganga que permita acceder a los sistemas informáticos y a la información confidencial; huyendo, tras el crimen, sin testigos oculares.
Lamentablemente, no sabemos a ciencia cierta el impacto que tiene el cibercrimen en la economía global, ya que muchos ataques pasan, totalmente, desapercibidos. No obstante, se estima que este tipo de fraude alcanza la escalofriante cifra de billones de dólares. Si tenemos en cuenta que nuestras vidas están, estrechamente, entrelazadas con las tecnologías online; entenderemos que los ciberdelicuentes tienen un sinfín de objetivos por atacar. Aunque los medios recogen las detenciones de grandes ladrones cibernéticos, por desgracia, la gran mayoría corretea libremente en Internet sin que exista la mínima posibilidad de atraparles.
Aunando todos estos factores, llegamos a la conclusión de que, cada vez, es más fácil, seguro y lucrativo cometer un crimen cibernético. A pesar de esto, ¿por qué todavía no se ha convertido en un problema endémico de nuestras calles virtuales?
Sería muy bonito pensar que se debe a que la gente es buena de corazón; en cambio un motivo más realista sería que la industria está evolucionando más rápido que el conocimiento general. La mayoría de los futuros hackers, simplemente, no saben lo fácil y rentable que es este negocio. Si esto no fuera así, el cibercrimen sería más común de lo que es hoy en día. Además, ayudaría a que las fuerzas policiales se lo tomasen más en serio y utilizaran medidas más duras en su lucha.
Por ahora, podemos sentirnos satisfechos porque el cibercrimen no es un problema devastador, así que crucemos nuestros dedos para que esto continúe durante mucho tiempo.