Cualquiera que haya disfrutado del atardecer a los pies del Damavand afirma que nunca ha visto nada tan bonito. De hecho, muchos poemas y mitos hablan de la grandiosidad de este monte situado en Irán. No obstante, la mejor forma de asegurarse al respecto es llegar hasta la cima del volcán como va a hacer Olga Rumyantseva.
Con el apoyo de Kaspersky Lab, Olga va a escalar los volcanes más altos de cada continente. En esta aventura, la alpinista ya ha conquistado la cima del Sidley y el Kilimanjaro. Ahora es el turno del Damavand.
Olga se desplazará desde Teherán (capital del país) hasta su destino. Irán, anterior Persia, es un país con una gran riqueza cultural, repleto de monumentos arquitectónicos. Pero, Olga no ha viajado hasta allí para hacer turismo; ella luchará para llegar a la cima de uno de los volcanes más altos del mundo: el Damavand.
Existen 4 rutas, cada una de ellas tiene una complejidad diferente. De hecho, debido a la forma del volcán, se puede escalar desde cualquiera de sus caras. Le hemos preguntado a Olga sobre la ruta que ha escogido y sus planes durante la expedición.
¿Qué ruta has escogido y por qué?
Por motivos de seguridad, he seleccionado la más fácil y bonita, la ruta del Sur.
¿Cuál es tu plan de escalada?
El 17 de junio llego a Teherán. Al día siguiente viajo hasta el pueblo de Polur, a los pies del Damavand, para subir hasta una altura de 4200 m. El 19 subiré hasta la cima y descenderé de vuelta a Polur para viajar, de nuevo, a Teherán.
¿Has necesitado un entrenamiento especial para este volcán?
No. La ruta no es, técnicamente, complicada, solo es cuestión de altitud.
¿Tienes pensado hacer una visita a los manantiales termales del país?
Por supuesto. Los visitaré en mi viaje de vuelta a Teherán. Es la mejor forma de relajarse y recuperarse tras el ascenso.
¿Podrías contarnos alguna anécdota entretenida de tu último ascenso al Damavand?
Una historia entretenida… mmmmm…
Estábamos cubiertos de nieve cuando el volcán se despertó y empezó a expulsar chorros de aire apestoso justo delante de nosotros. Pudimos llegar a la cima, después de todo. ¿Suficientemente entretenida?
Gracias a Dios que el camino de vuelta fue sencillo: solo fue necesario sentarse en la nieve y deslizarse hacia abajo.
¿Te gustaría compartir con nosotros algún otro recuerdo de tus anteriores viajes?
En Teherán, el metro tiene diferentes vagones para las mujeres y el resto de ciudadanos. Nosotros entramos en el vago común y todo el mundo se puso de pie inmediatamente para dejarme su asiento. Yo comencé a decirles: “No gracias…”, pero nuestro guía me dijo: “¿Podría, por favor, sentarse? Se mantendrán en pie hasta que lo haga”.
Hoy, Olga está llegando a Teherán y mañana empezará su aventura a Damavand. ¡Deseémosle suerte! Esperamos que llegue hasta la cima sin ningún percance y comparta la experiencia con nosotros.