Lo admitimos desde el principio: este año no hemos enviado a nadie al Consumer Electronic Show (CES) en Las Vegas. Si no sabéis qué es, se trata esencialmente de un evento anual donde se muestran las novedades y los mejores productos tecnológicos del momento. Aunque no hayamos enviado a nadie a esta feria, hemos seguido atentamente el evento.
Como todos sabemos, el Internet de las cosas está creciendo y cada día se encuentran más dispositivos en el mercado conectados a Internet. Desafortunadamente, para la gente que comprará y usará dichos artículos, por el momento estos no incluyen funcionalidades o sistemas que permitan proteger la privacidad o proporcionen seguridad frente a las amenazas externas.
Los dispositivos presentados este año han sido de diferentes tipos, desde neveras y hornos que recopilan datos durante su funcionamiento hasta termómetros de alimentos que se conectan vía Bluetooth; también hubo despertadores y controles de luces que se conectan al WiFi o dispositivos conectados a Skype para controlar a los bebés. No podemos olvidar, además, el tablet Android desarrollado exclusivamente para Audi, que se instalará en los vehículos como pantalla conectada a la Red.
Los productos que se han visto durante las jornadas del CES en realidad no son realmente sorprendentes. Solo se han expuesto una tendencia tecnológica que hemos visto desde hace tiempo que consiste principalmente en conectar cualquier dispositivo a Internet y recopilar datos. Lo que nos preocupa son los riesgos desde el punto de vista de la seguridad: este año hemos aprendido mucho sobre cómo se pueden hackear coches, cómo atacar a los seres humanos ¡e incluso a aseos! Sin mencionar el malware que cada día ataca a los dispositivos Android y las vulnerabilidades de esta plataforma.
Teniendo en cuenta las revelaciones sobre la vigilancia que ejerce varios gobiernos mundiales y la reacción de los gigantes de la tecnología, nos asombra que las compañías de este sector desarrollen productos que invaden la privacidad de los usuarios. Y aún peor, después del sentimiento de rabia expresado por la opinión pública sobre el espionaje por parte de la NSA, los consumidores están dispuestos a comprar dichos dispositivos.
Chris McKie, director de comunicación de la empresa de seguridad Fortinet, ha afirmado en un post que el “Big Data” muy pronto se transformará en “Supermassive Data”. En pocas palabras, la recopilación masiva de datos conlleva riesgos enormes en un entorno online donde los datos representan una moneda muy valiosa para los cibercriminales.
“Algunas vulnerabilidades pueden acarrear consecuencias inocuas (si hackean una ‘tostadora inteligente’, lo más grave que nos puede ocurrir es que se queme la tostada)”, escribe McKie. “Pero hay otras amenazas que ponen en peligro la vida de las personas, por ejemplo si se consigue hackear un coche. El problema no reside en si estos dispositivos pueden ser atacados o si son vulnerables. Es que nosotros como empresas tenemos que esforzarnos al máximos para que los riesgos asociados a estos dispositivos sean mínimos”.
¿Qué pueden hacer los consumidores? Bueno, podríamos no comprar ningún dispositivo y mudarnos a algún lugar remoto del mundo donde Internet no forma parte de la vida diaria. Pero Internet es algo que nos gusta a todos y en CES se han mostrado algunas novedades realmente positivas (pensamos, por ejemplo, en el T-Mobile). Entonces, tal vez la mejor opción sería elegir las compañías que proponen unas funcionalidades de seguridad y privacidad, evitando aquéllas que se despreocupan del asunto.
Además, os aconsejamos que visitéis nuestros blog durante los próximos meses porque seguramente tendremos noticias sobre algún cibercriminal o investigador que ha conseguido hackear en todas las maneras posibles los nuevos dispositivos.