¿Casarnos con nuestros smartphones? Un hombre lo ha hecho realidad

Una investigación demuestra que casi el 40 % de las personas considera que su smartphone es tan importante como sus amigos íntimos. Hace poco, ¡un hombre se casó con su teléfono!

¿Dirías que quieres a tu smartphone? No es nada fuera de lo corriente, seguro que mucha gente diría lo mismo. A veces también odiamos a nuestros smartphones; toda buena relación tiene sus momentos malos y buenos. ¿Pero dirías que lo que tienes con tu smartphone es una relación emocional? Una investigación psicológica sugiere que eso es exactamente lo que tenemos.

Las Universidades de Würzburg y de Nottingham-Trent han investigado cuánto dependemos de nuestros teléfonos y los resultados son bastante impresionantes. De entre los participantes, el 37,4 % calificó su smartphone igual de importante, si no más, que sus amigos íntimos. Puede que los smartphones no tarden en rebasar del todo esa importancia.

La investigación también ha hallado que:

  • El 29,4 % de los participantes dijo que su smartphone era igual de importante, o más, que sus padres.
  • El 21,2 % dijo que su smartphone era igual de importante, o más, que su pareja.
  • El 16,7 % lo calificó como lo más importante para ellos, aunque solo un 1,1 % afirmó que su smartphone era lo más importante de su vida.

Pero, aun así, esto no es exactamente lo que concuerda con nuestra idea de lo que es una relación. Bueno, quizá se acerque más de lo que creemos: echemos un vistazo a este caso de Las Vegas. El 20 de mayo de 2016, un grupo de personas se reunió en una capilla local para celebrar un evento muy especial: el enlace entre Aaron Chervenak y su smartphone.

En realidad Chevenak es un artista visual y aventurero y no se había enamorado de su smartphone. Nos explica por qué llevó a cabo este enlace: “Los smartphones son ahora muy importantes en nuestras vidas. Nos acompañan todo el tiempo, nos entretienen, nos ayudan a cocinar, se comunican con nosotros (son muy sociales, en realidad)”. Así que, según él, quería averiguar si era posible y cómo reaccionaría la gente.

“Fue muy interesante: cuando un amigo mío contactó con la capilla, estos se sorprendieron, pero, luego dijeron gustosamente: ‘De acuerdo, no hay problema. Lo haremos’. Fue muy fácil, nada tan complicado como os imaginaréis”, añade. Así que invitó a un grupo de amigos y siguieron adelante con la ceremonia.

“Por supuesto que no es tan emocionante como casarse con una persona, la conexión emocional es diferente”, declara. “Además, este matrimonio es simbólico ya que legalmente no es posible casarse con un objeto. Pero el mensaje queda claro: estos pequeños dispositivos son ahora muy preciados para nosotros y mi pequeño acto simbólico demuestra su gran valor.”

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