Después de un largo día de trabajo, ya vas de vuelta a casa. Abres una aplicación en tu smartphone, pulsas un botón de la pantalla y tu apartamento cobra vida en la distancia. Todos tus dispositivos comienzan a trabajar: las luces se encienden, el termostato empieza a caldear la habitación y la tetera pone a hervir el agua para tu té. Qué práctico esto de los hogares inteligentes, ¿verdad?
Pero lo malo de los hogares inteligentes es que dependen del funcionamiento de muchas otras cosas y alguna podría fallar. Por ello, cuantas más terceras partes utilices, menos fiabilidad.
El fallo de los termostatos Netatmo
Hace unos días, Twitter se vio inundado de quejas de propietarios de termostatos de Netatmo que, de la noche a la mañana, habían dejado de funcionar, debido a la caída de algunos de sus servidores y la imposibilidad del resto de servidores de gestionar las solicitudes de todos los usuarios.
Los termostatos Netatmo cuentan con un modo manual para estas situaciones que, supuestamente, permite a los usuarios cambiar la temperatura sin utilizar la aplicación. Pero, al parecer, esto no funcionó con algunos clientes y tuvieron que soportar las bajas temperaturas de su hogar a pesar de disponer de las últimas tecnologías.
Pero esto no es todo, depender de proveedores terceros genera más puntos críticos. Por ejemplo, algunos dispositivos inteligentes se controlan a través de un servicio llamado IFTTT (siglas en inglés de If This, Then That), almacenado en la plataforma de Amazon Web Services. Y, cuando la infraestructura de Amazon sufrió un fallo técnico el año pasado y cayeron los servidores de IFTTT, los usuarios no pudieron encender las luces ni utilizar los electrodomésticos de sus hogares inteligentes hasta que se repararon los servidores.
El fin del hogar inteligente
Pero un apagón del centro de datos no es lo único malo que puede pasarle a un hogar inteligente. Hace unos años (antes del 2014, para ser más precisos), había una pequeña empresa llamada Revolv que producía los llamados smart hubs, dispositivos que actúan como el centro de un hogar inteligente y que se comunican con la aplicación de tu smartphone. En estos casos, el hub y la aplicación se comunican entre sí a través del servidor.
Pero, ya sabemos que las empresas vienen y van y Revolv acabó en manos de Nest, un importante proveedor de dispositivos para hogares inteligentes (que Google había comprado unos meses antes del acuerdo).
Después de la adquisición, Nest dejó de vender de inmediato los smart hubs de Revolv, aunque los dispositivos siguieron funcionando durante un tiempo. No obstante, en mayo del 2016, Nest decidió deshacerse por completo del legado de Revolv y cerró los servidores responsables del mantenimiento de su infraestructura, por lo que estos dispositivos quedaron inutilizados por completo y la aplicación quedó inaccesible. En el 2014, un smart hub de Revolv costaba unos 300 dólares, un precio elevado si tenemos en cuenta que en tan solo un par de años acabó siendo una caja de plástico inútil.
Bombillas incompatibles con el RGPD
La implementación del RGDP (el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea) ha tenido un gran impacto en Internet y la protección de datos de los usuarios. Por ejemplo, las direcciones IP europeas tienen prohibido el acceso a ciertos sitios web estadounidenses puesto que sus propietarios han preferido evitar tratar con datos de los ciudadanos europeos (de esta forma, si algo va mal, no les costaría una fortuna).
El RGDP también ha afectado a objetos de la vida cotidiana, pues Internet y el mundo físico están demasiado entrelazados como para evitarlo. Por ejemplo, en Europa, las bombillas inteligentes Xiaomi Yeelight, que permiten el control remoto a través de una aplicación, perdieron toda su funcionalidad tras la actualización a la que se sometió la aplicación para poder cumplir con el RGPD. Estas se convirtieron en simples bombillas, que se apagan y encienden con un interruptor. Esto es mejor que nada, pero no era lo que esperaba la gente cuando compraron estas bombillas.
Hi!
Just letting you know you can't use your lights anymore because we're slathering your data around and GDPR is here.
good luck! bye! pic.twitter.com/3ZI2WkqPAI
— Internet of Shit (@internetofshit) May 24, 2018
El robot aspirador que te espía
Ninguno de los contratiempos mencionados ha venido de parte del usuario: los termostatos de Netatmo, los smart hubs de Revolv y las bombillas Yeelight hubieran funcionado perfectamente si los servidores no hubieran sufrido incidentes. Los distribuidores recopilan y procesan los datos que recogen sus aplicaciones y dispositivos inteligentes con dos propósitos claros: activar sus funciones y desarrollar nuevas funcionalidades. Además, esto también ayuda al distribuidor a saber mucho más sobre sus usuarios. Bueno, y algunos también venden esos datos.
Que se comercializa con nuestros datos no es ninguna novedad. Pero a veces desconocemos qué información se recopila sobre nosotros en Internet y cómo. Todos sabemos que Google y Facebook recopilan nuestros datos, ¿pero sabrán todos los usuarios de Nest que Google ha adquirido la empresa y, por tanto, Nest se ha incorporado en el marco de Alphabet? ¿O qué ahora Google sabe qué temperatura hace en sus casas?
Y los propietarios de los robots aspiradores de iRobot, ¿saben que iRobot y Google han acordado que, entre otras cosas, Google pueda acceder a los datos que los robots aspiradores recopilan para crear un mapa de la casa? Y ahora Google básicamente tiene mucha información sobre la estructura de tu casa, entre otros datos que ya conocía.
Pero no solo Google y Facebook están obsesionados con los datos de los usuarios. Xiaomi también está recopilando los planos de los suelos de las viviendas de los usuarios gracias a su robot aspirador Xiaomi Mi Robot. ¿Te hemos dicho ya que los robots aspiradores de Xiaomi se activan solo a través de una aplicación que, a su vez, funciona solamente si se conecta a un servidor (y para la mayoría de los usuarios, este servidor se encuentra en China)?
La guinda del pastel
Estos problemas, al fin y al cabo, no parecen afectar la indiscutible comodidad de poder controlar en remoto las funcionalidades de nuestra casa. La cuestión es que pueden ocurrir muchos incidentes, y algunos con consecuencias importantes para la seguridad de los usuarios. En octubre, algo pasó en la aplicación que controlaba los sistemas de alarma inteligentes Yale, y en los domicilios donde se instaló la alarma ocurrió prácticamente de todo. Por ejemplo, muchas personas tuvieron que quedarse en casa porque no conseguían apagar la alarma y a los ingenieros de Yale les llevó más de un día solucionar la incidencia.
Anteriormente, hubo un problema parecido con las cerraduras inteligentes de Lockstate en el que, por una actualización equivocada del firmware, todas las cerraduras se quedaron bloqueadas. Todas.
¿Quién utiliza estas cerraduras?, te estarás preguntando. Pues, resulta que los anfitriones de AirBNB son muy aficionados a usar este sistema, así que esta incidencia afectó a más de 200 huéspedes de AirBNB que se encontraron bloqueadas las cerraduras de los apartamentos que habían alquilado. Lo peor es que el problema no se pudo solucionar rápidamente con una actualización en remoto del firmware: los usuarios tuvieron que desmontar las cerraduras y devolverlas a la empresa fabricadora o esperar a que un ingeniero se desplazara hasta el lugar para sustituirlas. En ambos casos, se necesitaron entre 2 y 3 semanas para arreglarlo.
Normalmente, solemos agrupar todos los dispositivos inteligentes en la categoría de Internet de las cosas, pero en este artículo hemos hablado de las Cosas de Internet, ya que estos dispositivos dependen totalmente de una conexión a la red. Si ocurre algo con esta conexión (sea una incidencia en el servidor, un problema de conectividad, errores en el firmware y en las aplicaciones etc.), estos dispositivos se convierten en objetos absolutamente inútiles, y usar el adjetivo “inteligente” deja de tener sentido.