Septiembre ya ha llegado a su fin y es la hora de comprobar los progresos que han hecho las fuerzas del orden buscando a cibercriminales y encerrándolos entre rejas.
Hacker multitarea
El extenso territorio ruso esconde sucesos de lo más extravagante. ¿Queréis conocer un ejemplo reciente? Un ciudadano de la región de Volgogrado fue capturado y detenido por diversos delitos entre los que se encontraban la difusión de malware y las prácticas ocultas. Azamat Verbitsky era un chamán que chantajeaba a sus víctimas en su tiempo libre. Aparentemente, su trabajo principal no le proporcionaba el beneficio suficiente y hacía horas extras difundiendo troyanos bancarios. No obstante, esta actividad atrajo la atención de las autoridades. Por cierto, Kaspersky Lab jugó un papel activo en su captura. Durante los siguientes siete años parece ser que Azamat tendrá que dedicar su tiempo a otras tareas muy distintas.
Perro Viejo… nuevas estafas
Normalmente, cuando imaginamos a un cibercriminal, pensamos en un joven con gran talento e introvertido. Por este motivo, Michael Musacchino, de 62 años de edad, ha despertado tanto interés. El antiguo empleado de una empresa de transportes (en Texas) deseaba mantenerse ocupado y complementar su pensión montando su propio negocio. ¿De dónde sacó la lista de posibles clientes? ¡Seguro que os lo imagináis! Musacchino hackeó la red de su antigua compañía, llevando a cabo lo que comúnmente se denomina “espionaje industrial”. Su actividad alertó al departamento de seguridad que hizo que Musacchino se enfrente a una condena de 63 meses de cárcel.
¿Vida de casado o la cárcel?
Éste fue el caso del hacker John Anthony Borell III, de Toledo (Ohio), quien contrajo matrimonio justo antes de entrar en prisión por haber hackeado varias páginas web. El juez, tras leer su informe, se apiadó del delincuente y le rebajó la pena a tres años de cárcel tras aconsejarle que se mantuviera alejado de cualquier contacto con armas o drogas. No obstante, el cibercriminal también tiene que pagar una indemnización de 227.000 dólares a los propietarios de las páginas hackeadas. De hecho, estamos seguros de que su mujer se lo recuerda cada vez que le hace una visita a la prisión. Por cierto, algunos expertos afirman que John Anthony Borell III está relacionado con el grupo Anonymus.
2,1 millones divididos entre ocho
Un grupo formado por ocho ladrones fue capturado en el Reino Unido después de su atraco al Barclays Bank. Su modus operandi no destacaba por su originalidad: se hicieron pasar por empleados de la entidad para tener acceso a la red corporativa e instalar un equipo especial que les permitió hacerse con un botín de 2,1 millones de dólares. El golpe tuvo lugar en el mes de abril. Aunque, el departamento de seguridad del banco se dio cuenta en seguida, el arresto no se produjo hasta mediados de septiembre.
Desde Rumanía con amor… ¡Al dinero!
Se han arrestado a dos ciudadanos rumanos en EE.UU. acusados de perpetrar varios crímenes informáticos. Entre los años 2009 y 2012, este dúo hackeó cientos de terminales TPV mediante un software malicioso que les permitía interceptar las transmisiones de datos e información de pago. Tras su arresto, se publicó que habían explotado las vulnerabilidades de un total de 250 terminales, afectando a más de 100.000 personas con pérdidas estimadas en 17,5 millones de dólares. La escala de sus fechorías fue tal que los tribunales sentenciaron a quince y siete años de cárcel para cada hacker respectivamente.
¡Game over!
El hacker ruso, Dmitry Shashkin, fue condenado por haber robado las contraseñas de diferentes juegos online. Aunque no se apoderara de millones de euros de cuentas bancarias, estos datos también pueden venderse, obteniendo, así, grandes beneficios. El tribunal de Moscú le condenó a ocho meses de prisión por la violación de dos artículos del código criminal ruso: el 273 (uso de programas informáticos maliciosos) y el 272 (acceso ilegal a información informática).