Mientras que las redes de LTE (estándar de comunicación móvil) parecen estar empezando a despegar y aún sin ser omnipresentes, los vendedores y compañías de redes ya están profundamente comprometidos en una discusión sobre las perspectivas del 5G. Algunas incluso han empezado a invertir en refuerzos de RP, como Megafon y Huawei, quienes prometieron lanzar una prueba del 5G para el evento FIFA 2018 que se celebrará en Rusia.
Si bien el 5G está aún en la etapa de planificación, un primer lanzamiento se estima para el año 2020 (esa es también la razón por la que este próximo estándar es ahora conocido como IMT-2020 en la documentación). No obstante, el uso de la denominación “5G” para la comercialización no está prohibido, mientras no represente el nombre de una red real. Actualmente el número está ahí con el humilde propósito de indicar la “5ª generación” de redes móviles.
El problema de etiquetar estándares y generaciones es una cuestión filosófica abierta. De cierto modo, la red 5G fue funcional hace apenas 10 años en la región de Moscú: pero esa vez el 5G fue un servicio ofrecido por ArtCommunications, un proveedor de servicios local.
Aquellos que luchan por mantenerse en la carrera de la vanguardia están algo indecisos cuando se trata de describir los beneficios del 5G, como Huawei, que mencionó los siguientes: “Acceso a Internet móvil con un alto nivel de ancho de banda y un incremento en dispositivos asequibles para impulsar el crecimiento del volumen de datos. La conectividad 5G proveerá de redes con mayor capacidad que facilitarán la carga y disminuirán la latencia al transmitir la señal. Los suscriptores podrán experimentar velocidades móviles más altas que estarán disponibles con el nuevo estándar – por ejemplo, disfrutar del streaming de vídeos desde el segundo uno sin tener que esperar a que se cargue”.
Este lenguaje refleja el que se utilizó durante la activa promoción de LTE-Advanced, LTE, 3G e incluso EDGE: recuerdo claramente los demos de streaming de vídeo en cada uno de los lanzamientos de estos estándares.
5G wireless is coming. It's going to be much faster than 4G — and likely way more expensive. http://t.co/zGfhZHVp05 pic.twitter.com/oAbfsfhVzC
— CNN (@CNN) May 19, 2015
La tecnología comercial necesaria para apoyar el 5G todavía no se ha desarrollado. Hoy por hoy, el mercado solo se ha planteado la hipótesis de en qué frecuencias estará operando el 5G, así como también los tipos de modulación y codificación necesarias. El plan hasta ahora era usar compañías diferentes dentro de la gama de 1 a 100GHz. Con esta discusión en curso, lo único que parece ser factible es que la nueva conectividad estándar aprovechará al máximo el ancho de banda (lo cual tiene sentido, ya que no hay otra opción). Ahondando un poco más, el uso de frecuencias de microondas quiere decir que surgirán femtoceldas y picocélulas con un rango de operación mínimo.
Una de las razones principales por las que el 5G inevitablemente surgirá en algún momento, es la necesidad de más capacidad, la suficiente para soportar todos los dispositivos del Internet de las Cosas. Está previsto que todos los hogares tengan pronto cerca de 100 dispositivos “inteligentes” conectados, algunos de los cuales podrán servir de “estaciones base” para conectar otros aparatos, como frigoríficos y televisores,. Este enfoque se denomina MIMO Masivo (Múltiple entrada, múltiple salida): el dispositivo se conecta a un número de transceptores simultáneamente.
There is a flood of appliances which are connected without a thought of security #theSAS2015 https://t.co/ML61uW4ErZ pic.twitter.com/DicNCI0GVK
— Kaspersky (@kaspersky) February 20, 2015
Debido a este elevado número de dispositivos, el ancho de banda acumulada necesaria no debería ser de menos de unas cuantas docenas de Gbps, especialmente en interiores, donde suelen estar conectados la mayoría de dispositivos. Una capacidad así de alta es necesaria para soportar el crecimiento de datos a una escala de 1000x, que es lo que se espera para el 2020.
En caso de ser en exteriores, una velocidad de 200 Mbps está bien – por cierto, las velocidades son tan altas como en las redes de producción LTE-Advanced. La novedad que aporta el 5G a la industria es la menor latencia (por ejemplo, el ping), menos de un milisegundo.
Solo hay un caso de uso asociado con estos parámetros que existe hoy día: las soluciones de realidad aumentada y virtual. Es muy poco probable que pronto vayamos por ahí caminando con cascos como Robocop, pero esta tecnología es una gran ventaja para las aplicaciones de telemedicina, que permitirán hacer cirugías de forma remota, o para los coches sin conductor.
También se necesita la latencia mínima para acelerar el llamado “Internet táctil“: en este paradigma, todas las aplicaciones se trasladan a la nube y el usuario utiliza un cliente equipado con una pantalla táctil sin procesar los datos localmente.
Además de minimizar la latencia, este enfoque despierta el interés de nuestra industria debido a los problemas de seguridad de datos: cuando los datos se almacenan en un centro de procesamiento de datos y lo único que se transmite por la conexión de redes son los contenidos de la pantalla, deja de ser vulnerable al hackeo de datos o al robo del dispositivo.
Por cierto, la seguridad es uno de los pilares del 5G. Sin embargo, hay pocos conceptos desarrollados, aparte de las declaraciones visionarias sobre la necesidad de seguridad de datos con aceleración por hardware. Además, la discusión de la industria gira en torno a la variedad de amenazas con las que tendremos que lidiar en la era del 5G.
Coge el ransomware, por ejemplo. Actualmente, los hackers son capaces de bloquear el acceso a archivos almacenados localmente en un ordenador o en un dispositivo móvil. En el mundo del IoT, se puede usar el mismo truco fácilmente, pero esta vez a nivel físico: ¿qué harías si no pudieras entrar a tu casa, o a tu oficina, o incluso al coche, debido a un ataque por ransomware?
Con un mayor número de dispositivos conectados también seráa más fácil crear botnets para ataques DDoS que podrían volverse masivos y tener más impacto. No te olvides de que estamos hablando de billones de dispositivos nuevos conectados, supuestamente electrodomésticos controlados, no por administradores sin experiencia, sino por un usuario normal.
Default credentials on home routers lead to massive DDoS-for-hire botnet – http://t.co/2SbvLcwcvu pic.twitter.com/20O0GWwVOt
— Kaspersky (@kaspersky) May 13, 2015
Además, cuanto más alta sea la velocidad de transmisión, mayor será la probabilidad de que el culpable transfiera con éxito un pequeño código malicioso o que pueda eliminar su rastro después de interceptar el tráfico.
Como regla general, los conceptos de seguridad ofrecidos actualmente para el 5G (con Nokia Mobile Guard siendo uno de los más famosos) están basados en el enfoque de la nube. Tiene sentido, considerando el hecho de que la mayoría de los dispositivos 5G de clientes conectados tendrán un nivel mediocre en términos de potencia: es obvio que no es práctico crear antivirus diferentes para cada aspiradora, bombilla o plancha.
Conectividad móvil #5G: cómo será y por qué la necesitamos
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Por eso las soluciones de seguridad estarán basadas en los datos móviles y en el análisis de mensajes realizado al nivel de la compañía. Este análisis ayudará a localizar actividades maliciosas que los malware suelen llevar a cabo, o irregularidades en el comportamiento de los dispositivos conectados.
Una ventaja del 5G, en cuanto a seguridad, es que tendremos la oportunidad de deshacernos del Wi-Fi: el internet móvil de banda ancha superará las soluciones existentes e incluso funcionará mejor en interiores que en exteriores.
Los principales inconvenientes del Wi-Fi son bastante conocidos. En primer lugar, el espectro limitado e incontrolable que provoca graves problemas con la interferencia y, como consecuencia, con el ancho de banda. Los dispositivos de interiores que solo soportan un rango de frecuencia de 2.4 GHz son poco útiles en edificios de multi-compartimento – y hablamos de hoy día, cuando ni siquiera hemos podido conectar todos nuestros televisores, sin mencionar neveras y tostadoras.
En segundo lugar, el proceso de reconexión de una red celular a una red Wi-Fi interrumpe todas las sesiones que están en uso en el dispositivo. Este problema ya se está resolviendo (en cuanto a las llamadas vía Wi-Fi), pero el progreso es bastante lento y tiene toda la pinta de que no llegará a ningún lado.
En tercer lugar, les da a los criminales una oportunidad inmensa: las claves de codificación son fáciles de comprometer; el tráfico puede ser interceptado creando hotspots falsos con el mismo SSID (Identificador de red).
Y finalmente, Wi-Fi ofrece la libertad discutible de las redes Wi-Fi públicas abiertas, que sólo resultan beneficiosos para los cibercriminales, pero no para sus usuarios. Esperemos que el 5G nos aleje de esta idea.