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Consejos para protegerte de los ciberacosadores

Consejos para protegerte de los ciberacosadores

El ciberacoso es uno de los delitos que se extiende a mayor velocidad en todo el mundo. Se trata de un delito grave que destroza vidas, y utiliza Internet para poner la diana en una víctima e intimidarla.

La tecnología ha transformado nuestras vidas. Ahora nos resulta fácil mantener el contacto con amigos en distintos continentes, compartir fotografías de nuestros glamurosos destinos de vacaciones y gestionar nuestras vidas con aplicaciones de utilidad. Pero, por desgracia, todo tiene un lado negativo y hay quien utiliza esa misma tecnología para hostigar e intimidar.

¿Qué es el ciberacoso?

El ciberacoso puede definirse, en pocas palabras, como «el uso de Internet y otros medios electrónicos para hostigar e intimidar a una víctima seleccionada».

Entre las características comunes (aunque no sean las únicas) se incluye un comportamiento de «acoso» clásico, es decir, perseguir a una persona y supervisar sus actividades tanto en Internet como en el mundo real. Se sabe que los ciberacosadores han instalado dispositivos GPS en los vehículos de sus víctimas, que utilizan spyware de localización en sus teléfonos y que rastrean su paradero de manera obsesiva a través de las redes sociales.

El ciberacoso puede englobar otras conductas que pretenden intimidar a las víctimas o hacer sus vidas vulnerables. Por ejemplo, los ciberacosadores pueden poner en la diana a sus víctimas en las redes sociales, trolearlas y enviarles mensajes amenazadores o pueden hackear sus correos electrónicos para comunicarse con sus contactos, incluidos sus amigos e incluso su empresa. El acoso en redes sociales también puede consistir en falsificar fotografías o enviar mensajes privados amenazadores. En ocasiones, los ciberacosadores difunden rumores difamatorios y propagan falsas acusaciones o incluso crean y publican porno vengativo. También pueden darse suplantaciones de identidad y crearse perfiles falsos en redes sociales o blogs acerca de la víctima.

Y ahora que ya sabemos qué es el ciberacoso, preguntémonos quiénes son sus víctimas. Tal vez te lleves una sorpresa. Aunque la mayoría de las víctimas de ciberacoso son mujeres, entre el 20 y el 40 por ciento son hombres.

El ciberacoso va mucho más allá de seguir a alguien en una red social. Su objetivo es intimidar, que es precisamente su rasgo definidor.

Cómo protegerte de los ciberacosadores

Cómo evitar que te acosen en Internet

Un ejercicio que convendría que hicieras ahora es buscar tu nombre en Google y averiguar cuánta información sobre ti podría encontrar un posible ciberacosador en Internet. Tal vez te sorprenda lo fácil que es localizarte, por no mencionar ya encontrar tu dirección postal, número de teléfono y otros datos personales.

Y por si eso no fuera ya lo bastante malo, tal vez te interese conocer cuántos datos podría recopilar alguien sobre ti si tuviera acceso también a las redes sociales de tus amigos y familiares. Por ejemplo, podrían averiguar en qué bar estuviste, con qué amigos o adónde tienes planeado ir de vacaciones y cuándo.

Es posible que incluso encuentres información supuestamente tuya que ha publicado otra persona, como un blog falso o una cuenta de Craiglist que da a conocer tu número de teléfono y tu dirección postal.

Así es como empiezan los acosadores, buscando en Google a sus víctimas y recabando toda la información que encuentran. Por este motivo, debes obstaculizar todo lo que puedas el acceso a dicha información.

Consejos para protegerte de los ciberacosadores

Incrementa tus ajustes de privacidad

Empieza por tus propios datos. Examina con atención tus cuentas en redes sociales y, si no lo has hecho aún, configura unos ajustes de privacidad robustos.

  • Configura tus cuentas para que solo tus amigos puedan ver tus publicaciones.
  • No permitas que las redes sociales hagan públicos tu teléfono ni tu dirección. (Es posible que te interese tener incluso una cuenta de correo electrónico aparte para usarla con las redes sociales).
  • Si necesitas compartir tu número de teléfono u otra información privada con un amigo, hazlo mediante un mensaje privado, no en un post público.
  • En lugar de tu nombre real, utiliza un nombre de usuario o un seudónimo que no dé pistas sobre tu género en tus cuentas en redes sociales.
  • Deja en blanco los campos opcionales en tus perfiles en las redes sociales, como la fecha de nacimiento.
  • Acepta solo las solicitudes de amistad de gente que conozcas en persona. Configura tus redes sociales para aceptar solicitudes de amistad solo de amigos de amigos.
  • Desactiva los ajustes de geolocalización. También te puede convenir desactivar el GPS en el teléfono.

Si hay otros datos personales tuyos en Internet, aparte de los de tus cuentas en redes sociales, empieza a eliminarlos. En caso de que tu número de la Seguridad Social sea visible, Google te ayudará a eliminarlo. Es posible que debas contactar con sitios web de terceros para que se borren algunos datos. Si necesitas indicar una dirección postal por temas empresariales o para registrar tu dominio web, utiliza un apartado de correos o una dirección administrativa (como la de tu contable, por ejemplo), en lugar de la de tu casa.

Si usas un servicio de citas a través de Internet, no proporciones tu identidad completa en el sitio web ni a través del correo electrónico. Y facilítale solo tu número de teléfono a a aquellas personas a quienes realmente hayas conocido y con quienes no te importe volver a coincidir. El mejor consejo de seguridad es no dar ni siquiera tu nombre completo en Internet, sino solo tu nombre de pila.

Cómo defenderte de ciberacosadores

Desconfía de las llamadas telefónicas o los correos electrónicos en los que se te solicita que proporciones información personal, por muy razonable que pueda sonar la supuesta solicitud. Si te llaman del banco o de una empresa de tarjetas de crédito, excúsate unos instantes y utiliza otro teléfono (por ejemplo, si te llaman al fijo, utiliza el móvil) para llamar al banco y comprobar la veracidad de la información. Eso sí, llama al número de teléfono de las oficinas centrales de tu banco o de la sucursal que figura en tu documentación, no al que te acaban de facilitar. Y, por nada del mundo, des tu número de la seguridad social.

Protege tu PC y tu teléfono

Proteger tus datos no sirve de nada si te piratean el teléfono móvil o el PC. Para evitar que te acosen a través de Internet conviene que protejas mínimamente tu vida en la Red.

  • Sé cauteloso con las redes Wi-Fi públicas, porque es fácil hackearlas. Si necesitas conectarte en una cafetería o un hotel, lo ideal es que utilices una red privada virtual (VPN) para impedir que fisgoneen tus comunicaciones. Kaspersky VPN te ofrece una conexión segura estés donde estés.
  • Además, una VPN ocultará tu dirección IP, que podría utilizarse para rastrear tu proveedor de Internet y, a través de este, tu dirección postal, número de tarjeta de crédito, etc.
  • Vigila dónde dejas el smartphone. No cuesta demasiado instalar spyware sin dejar rastro; basta con que dejes el teléfono sobre tu escritorio durante unos minutos para hacerlo.
  • Asegúrate de que tanto tu teléfono como tus ordenadores estén protegidos mediante contraseña. Utiliza una contraseña segura, no una fácil de adivinar, y cámbiala con cierta regularidad.
  • Utiliza software antispyware para detectar cualquier programa malicioso que tengas instalado. Bórralo o, mejor aún, haz una copia de seguridad de tus datos y luego restaura el dispositivo con los ajustes de fábrica para asegurarte de haber erradicado por completo el spyware. El antiviurs de Kaspersky está disponible en versiones para PC y Android, para proteger de manera segura todos tus dispositivos.
  • Recuerda cerrar sesión siempre en tus cuentas una vez hayas acabado de utilizarlas; no dejes las cuentas de las redes sociales abiertas.
  • Desconfía de instalar aplicaciones que soliciten acceso a tu Facebook u otras listas de contactos. ¿Sabes qué tienen previsto hacer con esa información?

¿Qué es el catfishing?

El catfishing es una forma de fraude o engaño que consiste en que alguien cree una identidad falsa en Internet para atacar a una víctima concreta. Los catfishers pueden engatusar a sus víctimas para que les envíen fotografías o vídeos íntimos y luego chantajearlas, o pueden entablar una relación con ellas y luego pedirles dinero para hacer frente a una emergencia repentina.

Estas personas pueden ser muy persuasivas, pero hay varios modos de quitarles la careta.

  • Si todas las fotografías que tienen online son selfies o fotos de estudio, en las que no aparecen ni amigos, ni familiares, ni contexto, tienes una pista importante.
  • Efectúa una búsqueda inversa de imágenes en Google con una de las fotografías que la persona tiene publicada en un sitio web de citas. Tal vez descubras que la persona tiene múltiples perfiles online con la misma fotografía, pero con nombres distintos.
  • Pregúntale si podéis conectaros por videollamada en Skype. Adivina: en estos casos, los catfishers acostumbran a inventarse una excusa y no vuelves a saber de ellos nunca más.

Cómo proceder si sufres ciberacoso

Si te están acosando en Internet, no esperes a que el problema desaparezca por sí solo. Actúa de inmediato.

  • Déjale claro al ciberacosador que no quieres que contacte contigo. Comunícaselo por escrito y adviértele de que, si continúa, acudirás a la policía. No vuelvas a tener contacto con él bajo ninguna circunstancia después de haberle advertido.
  • Y, si persiste, ve a la policía. Muchos cuerpos policiales cuentan con un equipo especial dedicado al ciberacoso, pero no se van a poner quisquillosos sobre qué puede definirse como ciberacoso y qué no. Si te han amenazado o te están acosando o intimidando, intenta atajar el problema de inmediato, tanto si es a través de Facebook como del correo electrónico o mediante la instalación de spyware en tu teléfono.
  • Si sospechas que alguien te está rastreando a través de spyware, no utilices tu propio ordenador o teléfono para pedir ayuda; pídele prestado el suyo a algún amigo o familiar.
  • Lleva el ordenador o el teléfono a un profesional para que compruebe si tienes instalado algún software espía o si hay algún otro indicio de que se han vulnerado tus cuentas.
  • Cambia todas las contraseñas.
  • En caso de sufrir acoso a través de las redes sociales, configura las opciones de privacidad para bloquear a la persona y luego denuncia el acoso a la red. Puedes encontrar fácilmente cómo denunciar casos de ciberacoso en las páginas de ayuda y atención al usuario de la mayoría de las redes sociales.
  • Si te han enviado mensajes de correo electrónico amenazantes o injuriosos, probablemente conozcas al proveedor de Internet del acosador: la parte que sigue a la @ en su dirección de correo electrónico. Contacta condenuncia@nombredeldominio o postmaster@nombredeldominio. La mayoría de los proveedores de Internet se toman el ciberacoso muy en serio. Si los acosadores utilizan Gmail, puedes usar el mecanismo de denuncia que encontrarás en https://support.google.com/mail/contact/abuse.
  • Puedes filtrar los mensajes de correo electrónicos intimidatorios para que vayan a una carpeta aparte y, así, dejar de leerlos.
  • Si crees que el ciberacosador puede hostigarte en tu lugar de trabajo, comunícaselo a la empresa.

Guarda copias de todas las comunicaciones, incluidas las tuyas propias, las denuncias a la policía y los correos electrónicos de las redes. Haz una copia de seguridad de todas las pruebas en una memoria USB o un disco duro externo.

Leyes sobre el ciberacoso

El ciberacoso queda bajo el paraguas de la legislación general sobre el acoso, como la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004 en España, la Ley de Violencia sobre la Mujer de 1994 en Estados Unidos y la Ley de Protección contra el Acoso de 1997 en el Reino Unido. California promulgó la primera ley estatal que tipificaba el ciberacoso como delito en 1999, y otros estados siguieron su ejemplo.

Es bueno que el ciberacoso se considere hoy un delito grave, porque lo es: puede arruinar las vidas de las personas, pero no tiene por qué arruinar la tuya.

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