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Acoso cibernético: ¿Qué es?

Un padre buscando la definición de acoso cibernético en un ordenador.

En las últimas décadas, el acoso escolar (tal y como muchos padres lo conocían) ha evolucionado drásticamente y ya no se limita a las peleas extraescolares o a los comentarios hirientes durante el recreo. Al ritmo de la tecnología actual, la práctica del acoso se ha integrado firmemente en el ciberespacio. Conocido legalmente como "acoso cibernético", el paso a Internet ha amplificado los efectos devastadores que el acoso puede tener en el bienestar y en la salud de una persona. Esto se debe, en gran medida, a que los medios de comunicación digitales pueden facilitar la rápida distribución y la variedad de contenidos de odio.

Hoy en día, lo que puede empezar como una pelea insignificante en el patio de recreo puede derivar rápidamente en el envío de cientos de mensajes abusivos en poco tiempo. A veces, los casos de acoso cibernético pueden incluso acabar en una tragedia. En esta situación, la mejor manera de frenar el acoso cibernético (como padre, madre o hijo) es entenderlo lo más posible y, por eso, hemos creado esta guía. Ayuda hoy mismo a ponerle fin al acoso cibernético.

Ejemplos de acoso cibernético

El acoso cibernético (a veces denominado acoso en línea), por definición, es la práctica de utilizar la tecnología digital, como un teléfono, una tableta, una consola de juegos o un ordenador, para acosar a otra persona (o personas) a través de correo electrónico, plataformas de mensajería directa, redes sociales, plataformas de audio y vídeo o mensajes de texto. Esto incluye compartir o publicar contenidos destinados a avergonzar o a humillar a otra persona. Según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas y la Oficina de Justicia, el 16 % de los estudiantes de EE. UU. entre el 9.º y el 12º grado ha sufrido personalmente algún tipo de acoso cibernético (aproximadamente 1 de cada 6 niños).

Con su vinculación a las redes sociales y a Internet en general, a veces puede resultar difícil detectar un ejemplo de acoso cibernético. Y, lo que es aún más preocupante, algunos casos de acoso cibernético pueden convertirse rápidamente en actos delictivos de mayor envergadura. Por eso, hemos enumerado algunos de los ejemplos más destacados del acoso en línea, para que puedas estar preparado de cara al futuro.

Acoso directo: incluye mensajes de texto, correos electrónicos o comentarios de odio, insultantes o groseros (en un foro o a través de las redes sociales); el uso de grupos de chat como forma de confabularse contra otra persona digitalmente; la publicación de contenidos ofensivos, racistas o insultantes en los espacios públicos de los perfiles de redes sociales de la víctima, para atacarla directamente a ella o a su imagen digital.

Falsificación y suplantación de identidad: clonación o creación de cuentas duplicadas (incluidos correo electrónico, números de teléfono, Facebook, Twitter, Instagram, etc.) de la cuenta de la víctima y publicación de contenido ofensivo o no deseado en línea con las cuentas falsas; piratería del perfil en línea de una persona y cambio de su información personal sin su permiso; "catfishing", el término utilizado para describir el engaño a una víctima para entablar una relación con una cuenta falsa en línea.

Robo de información y uso compartido ilícito: publicar (en redes sociales) o compartir con otras personas, sin consentimiento, imágenes o vídeos explícitos o sexuales de una persona; tomar fotografías de una persona desnuda, explícitas o degradantes sin su consentimiento informado; grabar o compartir vídeos o imágenes que muestren el acoso físico a la víctima; difundir rumores o información destinada a denigrar a alguien; compartir información personal o imágenes/vídeos explícitos de alguien en otro sitio web en Internet.

Muchos de los ejemplos anteriores ahora se consideran ilegales en muchos estados y deben tratarse como un asunto policial. Si no estás seguro, ponte en contacto con las fuerzas de seguridad locales para confirmarlo.

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Efectos del acoso cibernético

Como una forma de acoso, los efectos del acoso cibernético pueden ser impactantes o hasta trágicos, y pueden durar hasta bien entrada la edad adulta. Los niños víctimas de acoso pueden desarrollar distintos problemas de salud mental, como depresión y diversos trastornos de ansiedad. También es probable que tengan menos amistades, que les cueste adaptarse al instituto y que desconfíen más de las personas que los rodean.

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Cómo prevenir y detener el acoso cibernético?

Al igual que el acoso físico, hay una serie de medidas que puedes tomar (como adulto o como menor) para evitar que el acoso cibernético continúe.

Díselo a alguien

Según un estudio sobre los efectos a largo plazo del acoso, la inmensa mayoría de los adolescentes, hasta el 90 % según algunas estimaciones, está de acuerdo en que el acoso cibernético es un problema, mientras que otras fuentes estiman que alrededor del 63 % de los adolescentes cree que es un problema "grave". Por desgracia, muchos jóvenes también creen que los institutos, el gobierno y las empresas de redes sociales no están abordando el problema, lo que hace que muchos de ellos se sientan privados de derechos y aislados. En un claro contraste, muchos adolescentes ven a sus padres como aliados eficaces en la lucha contra el acoso cibernético. Esto deja una gran responsabilidad en manos de los padres para que permanezcan en alerta y se pongan en contacto con sus hijos si creen que puede haber un posible incidente de acoso cibernético.

En muchos casos, los adolescentes dudarán en contarles a sus padres o a otros adultos si son víctimas de acoso cibernético. Al igual que en otras formas de acoso, esta falta de comunicación suele deberse a la vergüenza o al miedo. A las víctimas suele preocuparles que los profesores y los padres no sean capaces de detener el abuso, y que el acoso solo empeore una vez que el perpetrador se entere de que se lo han contado a un adulto. Si crees que tu hijo está sufriendo acoso cibernético (o que es un acosador), es fundamental que hables con él lo antes posible. Busca formas prácticas de abordar el problema, como involucrar a los administradores del instituto o a un psicólogo. Si crees que eres víctima de acoso cibernético, díselo inmediatamente a un profesor, a tus padres o a un adulto responsable.

Conserva todo

Una vez que hayas hablado con tu hijo, guarda todas las publicaciones, los mensajes digitales y las comunicaciones del acosador cibernético haciendo capturas de pantalla o tomando fotografías con un teléfono inteligente. Además, asegúrate de anotar la hora y la fecha, así como cualquier otra información relevante que pueda ser utilizada en un tribunal. Comunícalo todo a la administración del instituto y considera la posibilidad de recurrir a la policía si crees que la situación es lo suficientemente grave. En muchos casos, el acoso cibernético cruza la línea y pasa de ser una simple agresión a convertirse en hostigamiento criminal.

No participes

Con aumentos de hasta el 70 % en la cantidad de acoso o discurso de odio entre adolescentes y niños desde el aislamiento por la pandemia, los investigadores han descubierto que la no participación es una de las principales formas de combatir ciertos tipos de ataques de acoso cibernético. Para las víctimas, suele ser mejor ignorar o evitar el ataque y comunicar inmediatamente la situación a un adulto responsable. El objetivo de los acosadores es provocar a su víctima para que se enfade y reconozca afirmaciones ridículas o declaraciones maliciosas. Ignorar los intentos de un acosador cibernético minimiza su poder en el entorno digital. Del mismo modo, quienes observen los ataques deben estar dispuestos a comunicar los problemas a colegas, familiares o profesores.

La mejor opción para las víctimas es bloquear las cuentas de redes sociales y correo electrónico del acosador. En muchas aplicaciones de redes sociales, como Facebook o Instagram, el bloqueo no solo elimina al acosador de la vista de la víctima, sino que también significa que el acosador ya no podrá conectarse directamente con el perfil de la víctima o incluso ver publicaciones de contactos mutuos que etiqueten a la víctima.

Más información

Según enough.org, hasta diciembre de 2022, casi la mitad (46 %) de todos los jóvenes (de entre 13 y 17 años) habían sido víctimas de acoso cibernético, y las encuestas en línea informan que los profesores consideran que el acoso cibernético es uno de los principales problemas de seguridad en las aulas a los que se enfrentan hoy en día. Como padres, es crucial que sepan todo lo que puedan acerca de lo que vuestros hijos hacen en Internet y con sus teléfonos inteligentes. Consideren las opciones de ciberseguridad dedicadas a mantener a los niños seguros en Internet y tomen medidas más estrictas para proteger a vuestros hijos en la red.

Una idea errónea muy extendida es que los niños son siempre los agresores y que las niñas suelen ser las víctimas. De hecho, los estudios sugieren que las niñas tienen las mismas probabilidades que los niños de ser tanto víctimas como acosadores, siendo los niños más propensos a sufrir acoso cibernético mientras utilizan una consola de videojuegos, y las niñas más propensas a sufrir acoso cibernético a través de las redes sociales.

Entiende el alcance

Muchos adultos creen que las redes sociales son los escenarios más propicios para los comportamientos de acoso cibernético, lo que en muchos casos es cierto. Sin embargo, dado que alrededor del 95 % de los adolescentes estadounidenses tienen acceso a un teléfono inteligente (y que el 45 % de ellos declara tener una actividad en línea casi constante), es posible que muchos adultos y padres por igual no sean conscientes del alcance potencial del acoso cibernético entre adolescentes. Aunque puede producirse a través de Facebook, Twitter, Instagram, TikTok o Snapchat, los correos electrónicos, los mensajes de texto y las aplicaciones de mensajería directa también son vectores ideales para el acoso cibernético. Con el acceso casi omnipresente a los teléfonos inteligentes y los rápidos cambios en la tecnología, es imperativo supervisar los dispositivos digitales o conectados a Internet de tus hijos de manera periódica, para adelantarte a cualquier amenaza potencial.

Reconoce los indicios

A veces, un niño que sufre acoso cibernético tiene el mismo aspecto que cualquier otro adolescente: un poco cerrado, reacio a hablar sobre cómo le ha ido en el día o a revelar información personal. Sin embargo, hay otros indicios más sutiles a los que debes estar atento, como la pérdida de interés por sus actividades favoritas, un descenso inexplicable de las notas, ausentismo a las clases, síntomas de depresión y cambios en los hábitos de sueño o alimentación. Como estos cambios también pueden ser indicativos de otro tipo de problemas, mantente especialmente alerta si también observas una repentina falta de interés por utilizar el ordenador o una tendencia a alterarse después de estar conectados o utilizar su teléfono inteligente durante un largo período. En el caso de un niño acosador, mantente atento a las situaciones de ira extrema cuando le quitas los privilegios del teléfono o del ordenador.

Protege los datos

En algunos de los casos más trágicos de acoso cibernético, los agresores crearon perfiles falsos de las víctimas en Facebook y cometieron abusos suplantando su identidad. Por eso, es importante que tanto tú como tu hijo adolescente sean diligentes en lo que respecta a las publicaciones en Internet. También es una buena idea limitar la cantidad de fotografías y la información personal que tu hijo publica en línea. Asegúrate de que entienda cómo crear contraseñas seguras y sepa que deben cambiarse con regularidad.

Como también se sabe que los acosadores cibernéticos piratean o "secuestran" los perfiles de las víctimas para publicar comentarios groseros y ofensivos, los adolescentes deben configurar siempre sus perfiles en las redes sociales como "privados" e ignorar los mensajes de personas que no conocen. Las soluciones integrales de seguridad en Internet actuales incluyen herramientas de administración de contraseñas y otras funciones de ciberseguridad que pueden ayudar a mantener seguras las cuentas y la identidad en línea de tus hijos.

Evita que se cambien los roles

Tal como señala dosomething.org, algunas víctimas se enfrentan a los acosadores, y entonces se convierten ellas mismas en acosadores. En un esfuerzo por defenderse, la víctima y el agresor se involucran en una "especie de ida y vuelta", que tiende a intensificar el comportamiento del acoso (para ambas partes). Asegúrate de educar a tu hijo para que respete los sentimientos y la intimidad de los demás en Internet. Deja en claro que comprendes el impulso de tomar represalias, pero que, a largo plazo, es mejor no involucrarse.

Permanezcan unidos

Es importante permanecer juntos y buscar soluciones a largo plazo para el acoso cibernético. En 2015, Canadá aprobó un proyecto de ley por el que es ilegal distribuir las imágenes de una persona sin su consentimiento, y le permite a la policía conseguir una orden judicial para obtener información acerca de los usuarios de Internet basándose en "motivos razonables para sospechar" que se ha cometido una ofensa. Desde entonces, el proyecto de ley se ha convertido en una hoja de ruta para futuras leyes destinadas a mantener la seguridad de los niños en Internet. Hoy en día, el acoso cibernético conlleva distintas implicaciones legales según el Código Penal canadiense, como hostigamiento criminal, intimidación, extorsión, usurpación de identidad, incitación al odio y calumnias.

En Estados Unidos, el acoso cibernético puede equivaler a muchos de los mismos cargos (dependiendo de las circunstancias), pero las leyes varían según el estado. Por eso, es importante que conozcas tus derechos y denuncies el acoso cibernético ante las autoridades competentes si se va de las manos o te sientes en peligro.

Responsabilizar a los acosadores

Bark, la aplicación basada en aprendizaje automático creada "en colaboración con psicólogos infantiles, asesores juveniles, expertos en medios de comunicación digitales y profesionales de las fuerzas de seguridad", ofrece vigilancia y protección tanto frente al acoso cibernético directo como frente a los indicios de ser víctima de acoso cibernético. Solo en el primer semestre de 2020, detectó más de 165 000 casos de acoso grave.

Las estadísticas anteriores lo dejan claro: el acoso cibernético es un problema persistente y grave. Sin embargo, los padres y los adolescentes pueden ayudar a invertir la tendencia contra el acoso cibernético, armados de datos, indicios a los que prestar atención y algunas soluciones prácticas.

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